Los diáconos de Barcelona dan gracias a Dios por la vida y la labor de Mn. Joan Oriol

Un nutrido grupo de diáconos y esposas de la archidiócesis de Barcelona, España, se reunieron en la Parroquia de Nuestra Señora de la Bonanova, el miércoles 13 de abril a las 20h, para celebrar la Eucaristía, que fue presidida por el actual rector de la Parroquia, Mn. Carles Sauró.
Los asistentes a la Eucaristía dieron gracias a Dios por la vida y la labor de Mn. Joan Oriol Riera, y rogaron por él, en el 25 aniversario de su muerte. En aquel momento, Mn. Joan Oriol era el rector de dicha parroquia. La labor de Mn. Joan Oriol en pro de la reinstauración del diaconado, como grado permanente, en Barcelona y en España fue muy importante.
En Barcelona, poco después de la conclusión del Concilio Vaticano II, se fue creando en varios lugares de la archidiócesis un ambiente favorable a la instauración del diaconado permanente, la cual fue impulsada por la publicación de artículos firmados por Mn. Joan Oriol en revistas especializadas, como “Phase”, la “Circular de Pastoral Litúrgica” del Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona, “Diaconia”, o el Boletín del Arzobispado de Barcelona.

Durante el curso 1976-1977, el cardenal arzobispo de Barcelona, Dr. Narciso Jubany, que había asistido al Concilio Vaticano II, creó un Servicio de Promoción del Diaconado.
El curso siguiente, el mes de octubre de 1977, el Servicio, prosiguiendo este esfuerzo de sensibilización, constituyó el Círculo de Amigos del Diaconado, animado por Mn. Joan Oriol; en dicho Círculo se agruparon unos cuarenta cristianos laicos, hombres, mujeres y religiosos, que querían profundizar en el tema, tanto en su aspecto teórico como en el práctico.
A continuación, el mes de marzo de 1978, el cardenal Jubany creó la «Comisión diocesana para el diaconado permanente y los ministerios laicales», que fue presidida por Mn. Joan Oriol. El mes siguiente, el 27 de abril, el cardenal Jubany publicaba la carta pastoral Los ministerios en la acción pastoral de la Iglesia, para desvelar en todos los fieles, presbíteros, religiosos y laicos, el espíritu de “diakonía” o de servicio a los hermanos, sobre todo a los más pequeños y marginados. El capítulo cuarto de la carta pastoral estaba dedicado al diaconado como signo de la “diakonía” de la Iglesia.
El 29 de abril del mismo 1978, la Santa Sede, a petición de la Conferencia Episcopal Española, concedía a los obispos españoles la facultad de instituir el diaconado permanente y aprobaba las normas prácticas para aquellas diócesis que lo desearan. En Barcelona, el cardenal Jubany firmó el Decreto de constitución del diaconado permanente el 30 de diciembre del mismo año.
A partir de aquel momento, la Comisión diocesana trabajó todavía más intensamente y empezó a llamar personas, algunas de ellas provenientes del Círculo, que parecían aptas para acceder al diaconado, y a recibir peticiones de candidatura, avaladas por presbíteros y por comunidades cristianas. Así se constituyó un primer grupo de doce candidatos en firme al ministerio diaconal, grupo que se reunió por primera vez el mes de mayo de 1979, prosiguiendo así colectivamente la preparación que ya habían iniciado individualmente al ser admitidos como candidatos por la Comisión. En esta preparación colectiva participaron con asiduidad las esposas de los candidatos casados, las cuales iniciaban así de manera expresa su apoyo al camino hacia el servicio ministerial de sus maridos.
A finales del mes de agosto de 1979, Mn. Joan Oriol, acompañado de cuatro candidatos, viajó a Kortrijk (Bélgica), para asistir a un Congreso internacional sobre el diaconado permanente, organizado conjuntamente por los diáconos belgas y el Centro Internacional del Diaconado, en el cual tuvo una ponencia destacada el cardenal Josef Suenens, uno de los máximos impulsores de la renovación del ministerio diaconal en el Concilio. Se iniciaba así el contacto con la realidad y las experiencias que se estaban dando en varios países europeos y americanos, contacto e intercambios que se han seguido dando hasta el día de hoy, con un alcance cada vez más universal.
El mes de abril de 1980, la Comisión, con el visto bueno del cardenal arzobispo, hizo público, en la circular Diaconía, el Directorio para la promoción del diaconado permanente en la archidiócesis de Barcelona, con las orientaciones básicas pertinentes, los criterios de discernimiento de la vocación, el itinerario de los candidatos hacia el diaconado, los responsables del llamamiento y del itinerario, así como el plan de estudios, y el mismo cardenal Jubany se reunía con el grupo de candidatos y esposas, animándolos a perseverar en el camino emprendido. Y el 24 de septiembre, en una Carta a los sacerdotes, el cardenal arzobispo les anunciaba la ordenación del primer diácono permanente de las diócesis españolas, «un ministerio nuevo en la Iglesia de nuestro tiempo», que tuvo lugar el 8 de noviembre de 1980, en la persona de Lluís Nadal Padró.

La labor de Mn. Joan Oriol como Presidente de la Comisión Diocesana continuó, con mucho fruto, hasta su defunción, el 13 de abril de 1991.
Deo gratias

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