Lomas de Zamora (Argentina) celebró a San Lorenzo e incorpora tres diáconos

El obispo diocesano de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, ordenará tres diáconos permanentes. La celebración será el próximo sábado 13 de agosto, desde las 19, en la catedral Nuestra Señora de la Paz.

Recibirán el sacramento del Orden Sagrado en el grado del diaconado permanente José Lopardo, de la parroquia Nuestra Señora del Valle, de Ezeiza, Sebastián González, de Santos Pedro y Pablo, de Burzaco y Ángel Ambrico, de la comunidad parroquial de San Francisco de Asís, de Llavallol.

José Lopardo eligió como lema “Sirvan al Señor con alegría», Sebastián González tendrá como lema “En todo amar y servir”, y Ángel Ambrico, por su parte, eligió “Señor, haz de mí un instrumento de tu paz”. Los diáconos permanentes de la diócesis y sus familias son especialmente invitados a la celebración.

Día del diácono
Con motivo de la festividad de San Lorenzo, mártir y patrono de los diáconos, monseñor Lugones presidió el miércoles 10 de agosto una misa de acción de gracias en la catedral Nuestra Señora de la Paz, a las 19.

La misa, concelebrada por los obispos auxiliares, monseñor Jorge Vázquez y monseñor Jorge Torres Carbonell y los sacerdotes presentes, contó con la presencia de las esposas de los diáconos permanentes y los acólitos que este sábado serán ordenados.

En su homilía, monseñor Lugones agradeció por la vocación al ministerio del Orden Sagrado en el primer grado, vocación que describió como “especial, porque tiene un compromiso tomado con antelación, que es el matrimonio”, y agregó que “no es fácil la vocación diaconal en medio del mundo, pero sí asistido por la gracia del Espíritu Santo”. El diácono permanente “tiene una doble exigencia, porque debe atender a su familia, su trabajo, las cosas del mundo, y además el servicio en la caridad”, destacó.

El obispo expresó unas palabras acerca de San Lorenzo, en el día de su festividad: “fue un diácono, que quiere decir ‘servidor’, y mártir, que quiere decir ‘testigo’, un testigo del amor”, afirmó.

En su reflexión sobre el Evangelio, monseñor Lugones señaló que “como el grano de trigo, a veces hay que morir a otras cosas, gustos, y como dice el Evangelio, seguir al Señor”, y aseguró que “nuestra recompensa será el abrazo del Padre”.

Para finalizar, el prelado pidió la intercesión de San Lorenzo para ser testigos servidores del amor, que el patrono de los diáconos les enseñe el camino del abajamiento, “como el grano de trigo que debe morir, para ser testigos creíbles del amor”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *