La oración de un diácono, diácono Lázaro J. Ulloa

La oración de un diácono

Por el diácono Lázaro J. Ulloa

Ven en mi ayuda, mi Señor y mi Dios, para que pueda hacer por ti todo lo que me pidas. Fortaléceme en la adversidad y no me dejes sucumbir a mis sentimientos de inutilidad. Ayúdame a sentir en mi corazón todo lo que me hablas y ayúdame a entender. Que pueda ser para los demás lo que necesitan: un cuerpo para trabajar cuando otros no pueden; un corazón para amar a los olvidados; un hombro para consolar a aquellos cuya alma está necesitada; una sonrisa para alegrar al más sombrío de tus hijos; una boca para proclamar tu amor. Déjame ser para ti, como un pincel es para un pintor, sin valor sin ti, pero capaz de transformar el corazón humano por el poder de tu misericordia. Envíame, mi Señor si me necesitas, para tocar a los demás como tú los tocarías, para sostenerlos como lo harías, para amarlos como solo tú puedes. Haz que mi corazón sea como el tuyo, para que pueda perdonar todo y amar más allá de mi propia fragilidad humana. Ven a vivir dentro de mí, para que pueda morirme a mí mismo y así puedas llenar mi propio ser. Permíteme servir a los demás como tú los servirías, para que al hacerlo pueda servirte. No me dejes fallar, oh Señor, ni desviar a tu pueblo. Permíteme vivir en tu presencia hoy, para que mañana pueda morir en tus manos y que me levantes algún día para que pueda tocarte la cara y vivir en tu gloria.

AMÉN.

Fuente: https://www.patheos.com

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