La caridad es su misión

Apoya el diácono permanente al servicio sacerdotal
Martes, 29 de diciembre de 2015 – Edición impresa
El diaconado permanente existe desde los primeros tiempos de la Iglesia. En los Hechos de los Apóstoles se indica que a siete hombres a los que se consideraba santos les fueron impuestas las manos, acto que se considera el origen del ministerio.
El padre Alberto Ávila Cervera, director de la Escuela de Diaconado Permanente de la Arquidiócesis de Yucatán, recuerda que antes, en la jerarquía de la Iglesia, a los obispos les seguían los diáconos y, por último, los presbíteros; con el paso del tiempo el diaconado se convirtió en uno de los pasos previos a la ordenación sacerdotal. “Era considerada un orden menor”, dice al Diario.
Terminó por perderse el diaconado permanente y fue en 1972 cuando el papa Paulo VI lo restableció.
El padre Ávila señala que en Yucatán los primeros diáconos permanentes se ordenaron en la década de 1980. Antes de ellos lo fue Emiliano Gil Manzanero (que en paz descanse), quien en su juventud, en tiempos de la persecución religiosa, se formó en Roma y a su regreso a Mérida decidió contraer matrimonio. El arzobispo Manuel Castro Ruiz lo ordenó diácono permanente. Cuando Gil Manzanero enviudó, recibió el Orden Sacerdotal con la dispensa de Juan Pablo II, pues se obliga al celibato a los diáconos permanentes cuando fallece su mujer.
El padre Ávila Cervera añade que uno de los decanos del diaconado permanente en Yucatán es Carlos Alberto Camargo Zanoguera, pionero del ministerio junto con Alberto González Méndez. Ambos lo recibieron el 27 de diciembre de 1984.
Preparación
En el pasado no había una escuela de formación de esos servidores, sino que los candidatos se preparaban en la iglesia de Cristo Obrero con el padre Lázaro Pérez Jiménez, a quien monseñor Castro Ruiz le había encargado esta tarea por ser una persona bien capacitada (posteriormente fue obispo de Autlán y Celaya). Una vez ordenados eran asignados al servicio de las iglesias.
En 1995, a la llegada a Yucatán como arzobispo de monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán se estableció la Escuela de Diaconado Permanente en San Juan. Su primer director fue el padre Adriano Wong Romero, titular de esa rectoría.
El servicio se fundó como Escuela de Diaconado Permanente y Ministerios Laicales “San Francisco de Asís”. En el año 2000 se dividió y se le retiró el nombre. El padre Jorge Carlos Menéndez Moguel se convirtió en rector de la escuela de diaconado permanente y el padre Wong Romero, de la de ministerios laicales.
En la actualidad los diáconos se preparan en el Centro Social “San José” de la capilla de Juan XXIII —en la colonia México Oriente—, que pertenece a la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (Itzimná).
A esta sede llegó después de pasar también por La Sagrada Familia.
En la actualidad cuenta con 30 alumnos y una decena de maestros, entre sacerdotes y los propios diáconos.
La formación dura seis años y el plan de estudios incluye materias como Sagrada Escritura, Derecho Canónico, Historia de la Iglesia, Teología Dogmática, Teología Moral y Espiritualidad. En su gran mayoría, alumnos y ordenados son casados, pero no es requisito serlo.
Funciones
El diácono permanente es, en primer lugar, colaborador del arzobispo y su función principal es la caridad, según los documentos de la Iglesia. Como una manera de hacer frente a la escasez de sacerdotes en la diócesis, se  pide al diácono servir como auxiliar de las parroquias para las celebraciones de la Palabra.
Está autorizado a bautizar y celebrar matrimonios y exequias y tiene la facultad de impartir bendiciones. No se le permite celebrar los sacramentos de la Eucaristía, Confirmación, Penitencia ni Unción de Enfermos.
Sus ornamentos incluyen alba, cíngulo, estola cruzada y dalmática.
El padre Alberto Ávila indica que la diferencia entre el diaconado permanente y el transitorio es que éste se otorga a quien está en camino de ordenarse sacerdote. El permanente sólo en casos excepcionales puede llegar a ser sacerdote, como ocurrió con el señor Gil.— Claudia Sierra Medina
Diáconos: Datos
En la actualidad en la Arquidiócesis de Yucatán hay 41 permanentes.
Invitación
Los párrocos invitan a quienes ellos consideran que tienen vocación a acercarse a la Escuela de Diaconado Permanente, donde disciernen si éste es su camino. Su carrera profesional continúa después de su ordenación, al igual que su vida de familia, con la que habita en su casa.
Acuerdo familiar
La esposa debe estar de acuerdo con que su marido sea ministro de la Iglesia, de lo contrario no se puede celebrar la ordenación.
Reto
Uno de los retos de la escuela es atender la preparación de los candidatos del interior del Estado.

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