La Archidiócesis de Sevilla recibió tres nuevos diáconos permanentes

 

Diác. Alberto Álvarez Pérez

Referente Diocesano del CIDAL en Sevilla

Sevilla, 18 de noviembre de 2009

 

Monseñor don Juan José Asenjo Peregrina presidió el pasado día 6 de noviembre, en la S.M.P.I Catedral de Sevilla, la celebración de la ordenación de tres nuevos Diáconos Permanentes, en las personas  de Alberto Álvarez Pérez, Joaquín Díaz García y Antonio Herrera Ortiz; todos ellos casados y padres de familia. Estos tres nuevos diáconos permanentes han realizado un extenso proceso de formación en los aspectos humano, intelectual, teológico y pastoral de más de cinco años. Al final de la celebración, monseñor Asenjo tuvo unas palabras  muy cercanas y amables hacia los nuevos diáconos y sus familiares, reconociendo que había sido todo un honor ordenar a dichos diáconos en los primeros momentos de su incorporación a la Archidiócesis de Sevilla como Pastor.

De los Diáconos Permanentes, servidores de la Iglesia y de la comunidad, se posee pocos conocimientos de sus actividades. Se sabe que tienen sus raíces en los tiempos apostólicos donde se adquirió un significado más definido y técnico y en los Hechos de los Apóstoles (6,1-6) se describe la institución inicial del oficio de diácono. En 1981, el cardenal Bueno Monreal, siguiendo el espíritu y las decisiones del Concilio Vaticano II, acordó restaurar en Sevilla la figura del Diácono Permanente. Actualmente en nuestra diócesis existe 46 Diáconos Permanentes que están ejerciendo su ministerio en tareas parroquiales y diocesanas, y 17 aspirantes en períodos de formación.

Al candidato para el diaconado permanente se le marca unos programas intensos de formación debiendo ser, entre otras circunstancias, un cristiano comprometido, tener vocación y formación teológica y espiritual, los cuales se adquieren a través de muchos años de convivencia; volcando especialmente su compromiso entre los más pobres y excluidos de la sociedad. En cierta ocasión escribió el cardenal don Carlos Amigo que “el diácono permanente es ese cristiano identificado como Jesucristo y que como consagrado administra los signos del amor de Cristo”.

Podríamos decir, que el perfil del Diácono Permanente tiene clara conciencia de vivir en el mundo entre los hombres, coherencia visible entre su vida de fe y su comportamiento social, desempeñando sobre todo su labor en parroquias y en todos los sectores pastorales de la diócesis. Como expondría el cardenal Hummes, Prefecto de la Congregación para el Clero “No se entendería un diácono que no se comportase en primera persona en la caridad y en la solidaridad hacia los más pobres que, de nuevo, hoy se multiplican”.  El Señor y la sociedad quieren y necesitan contar con todos ellos.

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