Jornada de formación diaconal en Barcelona, España

El pasado sábado 9 de mayo de 2015 tuvo lugar la última sesión de formación diaconal del curso. Estas sesiones, dirigidas por Mons. Sebastià Taltavull, obispo encargado del diaconado permanente en la diócesis de Barcelona, se celebran trimestralmente, en el Seminario Conciliar de Barcelona.
En esta ocasión, participaron en la Jornada una treintena de diáconos y esposas.
La celebración de la Eucaristía inició la Jornada. Seguidamente, se pasó a la formación: el obispo dedicó gran parte de su exposición a resaltar y comentar las ideas más significativas de la Bula de Convocación del Jubileo extraordinario de la Misericordia “El rostro de la misericordia”, del Papa Francisco, del 11 abril de 2015.
La Misericordia es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad; es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro; es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida.
Jesucristo, el rostro de la misericordia del Padre, “rico en misericordia” (Ef 2, 4) nos muestra la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados a pesar de nuestro pecado. Esto es para nosotros Buena Nueva, fuente de alegría y de paz.
En las parábolas del perdón y la misericordia, Jesús revela la naturaleza de Dios como la del Padre que no se da nunca por vencido hasta que no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia. La misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su Amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por su hijo.
Jesús afirma que la misericordia no es sólo el obrar del Padre, sino que ella se convierte en el criterio del obrar de sus hijos.
Practicar la misericordia es un ejercicio de conversión personal. Mons. Taltavull propuso para el diálogo posterior las siguientes cuestiones:
– ¿Percibimos este rostro de misericordia en nuestras comunidades?
– ¿Qué podemos aportar, a nivel personal, para que sea así?
La Jornada finalizó con una fraternal comida y con los buenos deseos de reencontrarnos el próximo curso, si Dios quiere.

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