Hermanos: Urge que vayan a las periferias de sus comunidades, allá donde están los últimos”

El arzobispo de Santiago habló a más de 200 diáconos de la arquidiócesis de Santiago que se reunieron este viernes para celebrar la fiesta de san Lorenzo, en la Catedral Metropolitana. El cardenal les pidió renovar con fuerza su servicio evangelizador, invitándolos a anunciar la buena noticia del Evangelio principalmente entre los más olvidados y postergados de la ciudad.
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Durante su homilía, el arzobispo de Santiago destacó la alegría de la Iglesia de Santiago por el sostenido crecimiento de las vocaciones diaconales y entregó un mensaje, tanto a los presentes como a quienes no pudieron asistir, basado en cuatro ejes: La relación con el Señor; la vida matrimonial y familiar; el vínculo con la comunidad eclesial; y por último, el servicio a los más necesitados.
“La vocación diaconal está enraizada en Cristo Jesús servidor. Ustedes, queridos hermanos, seguirán creciendo en su fe, esperanza, caridad y servicio, solo si están enraizados en el Señor. Él es vuestra fuente y con Él sembrarán con alegría para dar un fruto abundante. Por ello quisiera animarlos a profundizar mucho más en su vínculo personal y comunitario con Jesucristo” explicó.
Sobre la vida matrimonial y familiar, el cardenal Ricardo Ezzati recordó a los diáconos -quienes en su mayoría se encontraban acompañados por sus esposas- que el primer lugar donde se realiza su servicio es en la familia: “El seguimiento de Cristo y el amor que ustedes profesan se expresa en primer término en el seno de sus familias, lo que llamamos la iglesia doméstica. En la comunión de vida con sus seres queridos va creciendo también la comunión con Cristo Jesús”.
Respecto del vínculo con la comunidad eclesial, invitó a los diáconos a renovar una “comunión profunda” con los pastores, hermanas y hermanos de cada iglesia local: “Vivan y promuevan los vínculos con sus parroquias y con sus párrocos, con sus decanatos y con su zonas”. En este sentido llamó a no olvidar el ejemplo de “Tantos diáconos ya ancianos y enfermos que han dado sus vidas en el servicio de los hermanos en tantas comunidades”.
Por último, les pidió profundizar en la relación con los más pobres y necesitados. “Hermanos: Urge que vayan a las periferias de sus comunidades, allá donde están los últimos. San Lorenzo nos recuerda que la riqueza de la Iglesia no son los bienes materiales, si no que los pobres. Ellos son nuestra riqueza, y debemos salir al encuentro de los olvidados, de los que han sido descartados. No podremos ser una Iglesia servidora si nos olvidamos de ellos y si no salimos a su encuentro” enfatizó.
Aunque el arzobispo diferenció estos cuatro puntos temáticos en su homilía, pidió que todas estas invitaciones las vivan unitariamente, en el marco de un solo gran propósito: el servicio al Señor Jesucristo expresado en el amor a los hermanos.
El mensaje del pastor según los diáconos
Pablo Henríquez (71), diácono de la parroquia Inmaculada Concepción de Maipú desde hace 29 años: “Me lama la atención el cariño de las comunidades que he podido servir, la adhesión que he experimentado y la cercanía de los pastores con nuestros hermanos más pobres. El llamado del cardenal Ezzati a servir a los más marginados es también un llamado a imitar a Cristo servidor”.
Alberto Ortega (73), diácono de la parroquia Santo Tomás Moro de Ñuñoa, 23 años de diácono de servicio: “Mi búsqueda cristiana ha sido imitar a Jesucristo servidor, por eso lo que dijo hoy nuestro pastor me llena de alegría, pues nos raya la cancha enfatizando el vínculo con Jesucristo, con la Iglesia, con la familia y con los más necesitados”.
Rodrigo Prieto (54), de la parroquia Nuestra Señora de las Mercedes de Vitacura, Los Castaños, es estudiante de cuarto año de la escuela de diáconos, y recibió su rito de admisión a principios de este 2015: “El cardenal ha sido siempre muy afectuoso con nosotros, y para uno que se siente realizado en este camino cristiano, esta invitación significa mucho; es una orientación pastoral para seguir profundizando en nuestro camino de imitar a Cristo servidor”.
Ángela González es la esposa del diácono Aroldo Ávila de la parroquia san José de las Mercedes. Para ella “Ser señora de un diácono implica compartir la responsabilidad de un trabajo que es arduo, pero al mismo tiempo hermoso. Es un servicio evangelizador que reconforta y que enriquece a nuestra familia, porque al servir vemos como el Señor nos retribuye con su afecto y cercanía. Me gustó mucho que el cardenal hablara de que el primer lugar donde los diáconos deben servir es en la propia familia, la iglesia doméstica”.
Fuente: Comunicaciones Santiago
www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 08/08/2015

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