Fueron ordenados los primeros diáconos permanentes de Arecibo

Diác. Rafael E. Torres Chávez
Referente Diocesano del CIDAL en Caguas
Arecibo, Puerto Rico, 6 de junio de 2012

El 18 de mayo de 2012, en la Diócesis de Arecibo, Puerto Rico se ordenaron Diáconos Permanentes 34 hermanos. Es la primera vez que en sus 55 años se ordenan en esta Diócesis Diáconos Permanentes para la Iglesia.

Estuve presente en la celebración eucarística y las emociones fueron muchas. La Misa fue Presidida por el Obispo de la Diócesis de Arecibo Mons. Daniel Fernández Torres, y concelebrada por los Obispos de la Diócesis de Ponce, Mons. Félix Lázaro, Diócesis de Fajardo-Humacao, Mons. Eusebio Ramos Morales y El Obispo Emérito de Arecibo, Mons. Inaki Mallona.  El Obispo de la Diócesis de Caguas, Padre Rubén González Medina, no pudo llegar por las fuertes lluvias que se precipitaron esa noche en la Isla de Puerto Rico.

Una multitud de personas llegó hasta el Coliseo Manuel “Petaca” Iguina de Arecibo, para saludar a los hermanos de sus respectivas comunidades que se convirtieron en los primeros diáconos permanentes que ha tenido la iglesia católica en la zona norte-central de Puerto Rico, en más de medio siglo de fundación.

Temprano en la tarde comenzaron a llegar guaguas de las 59 parroquias en los 16 municipios que componen la diócesis de Arecibo, llenas de vecinos, amigos y familiares de los ordenados. En total, se ordenaron 34 hombres casados.

Entre ellos, se encontraba el catedrático asociado de la facultad de educación del recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, el hoy diácono Edwin Martínez. Feligreses de la parroquia San José de Camuy se acercaban para saludarlo con alegría. Algunos, jóvenes de la pastoral juvenil, con quien Martínez colabora.

Para él, uno de los momentos más impactantes de la ceremonia de ordenación fue cuando los candidatos se postraron de cuerpo entero en el suelo; “tuve que reconocer que somos lo que somos porque Dios nos da la fuerza, por su amor. Sin su poder, no somos nada”. Ahora asegura que siente un deseo de “querer agradar a Dios y hacerlo dignamente”.

Durante la homilía, Monseñor Fernández Torres urgió a los ordenados a ser “diáconos santos”, siendo un ejemplo de que es posible vivir el matrimonio en fidelidad, la paternidad con amor y el servicio a los demás. Como parte del rito, preguntó a las esposas si aceptaban todo lo que implicaba la ordenación de sus cónyuges, quedando públicamente comprometidas con este ministerio. Para Ineabelle Vélez, esposa del diácono Martínez, ese instante fue “sumamente emocionante”.

Otro de los nuevos diáconos es el Decano de Asuntos Académicos del Recinto de Arecibo de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, el doctor Wilfredo López Mora. “En el momento de la imposición de manos del señor Obispo, sentí un calor, un gran fuego y una alegría desbordante donde lo que me provocó fue que se me salieron las lágrimas. Cómo Dios ha puesto esa misión tan grande en mis manos. Es el uno cuestionarse que ninguno de nosotros somos dignos. Esa presencia de Dios tan grande es a la vez un gran desbordamiento del amor de Dios sobre uno”, manifestó López Mora.

Luego de que fueran revestidos, los diáconos permanentes de las Diócesis de Caguas, San Juan, Ponce, Mayaguez y Arecibo Puerto Rico los saludaron y felicitaron por su ordenación.

La Iglesia Puertorriqueña, cuenta ahora con 34 Diáconos Permanentes, para colaborar con el Obispo de la Diócesis de Arecibo y su presbiterio.

Felicidades a estos hermanos nuestros, ¡Animo! ¡Saludos hermanos Diáconos!

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