FRASES DEL PAPA FRANCISCO EN SU VIAJE APOSTOLICO A UGANDA (27 A 29 DE NOVIEMBRE DE 2016)  

ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES Y EL CUERPO DIPLOMÁTICO
Los mártires, tanto católicos como anglicanos, son verdaderos héroes nacionales. Ellos dan testimonio de los principios rectores expresados en el lema de Uganda: «Por Dios y mi país». Nos recuerdan el papel fundamental que ha tenido y sigue teniendo la fe, la rectitud moral y el compromiso por el bien común, en la vida cultural, económica y política de este país. También nos recuerdan que, a pesar de nuestros diferentes credos y convicciones, todos estamos llamados a buscar la verdad, a trabajar por la justicia y la reconciliación, y a respetarnos, protegernos y ayudarnos unos a otros como miembros de una única familia humana.
Mi visita pretende también llamar la atención sobre África en su conjunto, sus promesas, sus esperanzas, sus luchas y sus logros. El mundo mira a África como al continente de la esperanza. En efecto, Uganda ha sido bendecida por Dios con abundantes recursos naturales, que ustedes tienen el cometido de administrar con responsabilidad. Pero, sobre todo, la nación ha sido bendecida en su gente: sus familias fuertes, sus jóvenes y sus ancianos.
Aquí, en África del Este, Uganda ha mostrado una preocupación excepcional por acoger a los refugiados, para que puedan reconstruir sus vidas con seguridad y con el sentido de la dignidad que proporciona el ganarse el sustento mediante un trabajo honrado…  En muchos sentidos, nuestro mundo experimenta hoy un crecimiento armónico; al mismo tiempo, sin embargo, vemos con preocupación la globalización de una «cultura del descarte», que nos hace perder de vista los valores espirituales, endurece nuestros corazones ante las necesidades de los pobres y roba la esperanza a nuestros jóvenes.
 

Visita a Munyonyo y saludo a los catequistas y profesores

Junto a los Obispos, a los presbíteros y a los diáconos, que han sido ordenados para predicar el Evangelio y cuidar del rebaño del Señor, ustedes, como catequistas, tienen un papel importante en la tarea de llevar la Buena Noticia a cada pueblo y aldea de su país.
Gracias por su dedicación, por el ejemplo que ofrecen, por la cercanía al pueblo de Dios en su vida cotidiana y por los tantos modos en que plantan y cultivan la semilla de la fe en toda esta vasta tierra.
Ustedes deben ser maestros, pero esto no sirve si ustedes no son testigos. Que su ejemplo haga ver a todos la belleza de la oración, el poder de la misericordia y del perdón, la alegría de compartir la Eucaristía con todos los hermanos y hermanas.
La comunidad cristiana en Uganda ha crecido mucho gracias al testimonio de los mártires…  Que san Andrés, su Patrón, y todos los catequistas ugandeses mártires, obtengan para ustedes la gracia de ser maestros con sabiduría, hombres y mujeres cuyas palabras estén colmadas de gracia, de un testimonio convincente del esplendor de la verdad de Dios y de la alegría del Evangelio.
 
SANTA MISA POR LOS MÁRTIRES DE UGANDA
Desde la época Apostólica hasta nuestros días, ha surgido un gran número de testigos para proclamar a Jesús y manifestar el poder del Espíritu Santo. Hoy, recordamos con gratitud el sacrificio de los mártires ugandeses, cuyo testimonio de amor por Cristo y su Iglesia ha alcanzado precisamente «los extremos confines de la tierra». Recordamos también a los mártires anglicanos, su muerte por Cristo testimonia el ecumenismo de la sangre.
El don del Espíritu Santo se da para ser compartido. Nos une mutuamente como fieles y miembros vivos del Cuerpo místico de Cristo. No recibimos el don del Espíritu sólo para nosotros, sino para edificarnos los unos a los otros en la fe, en la esperanza y en el amor.
Si, a semejanza de los mártires, reavivamos cotidianamente el don del Espíritu Santo que habita en nuestros corazones, entonces llegaremos a ser de verdad los discípulos misioneros que Cristo quiere que seamos…  Esta apertura hacia los demás comienza en la familia, en nuestras casas, donde se aprende a conocer la misericordia y el amor de Dios. Y se expresa también en el cuidado de los ancianos y de los pobres, de las viudas y de los huérfanos.
El testimonio de los mártires nuestra, a todos los que han conocido su historia, entonces y hoy, que los placeres mundanos y el poder terreno no dan alegría ni paz duradera…  Esto no disminuye nuestra preocupación por las cosas de este mundo, como si mirásemos solamente a la vida futura. Al contrario, nos ofrece un objetivo para la vida en este mundo y nos ayuda a acercarnos a los necesitados, a cooperar con los otros por el bien común y a construir, sin excluir a nadie, una sociedad más justa, que promueva la dignidad humana, defienda la vida, don de Dios, y proteja las maravillas de la naturaleza, la creación, nuestra casa común.
 

Encuentro con los jóvenes

Si, siempre se puede. Nuestra vida es como una semilla. Para vivir hay que morir. Y morir, a veces, físicamente, como los compañeros de Emmanuel. Morir como murió Carlos Langa y los mártires de Uganda. Pero, a través de esa muerte hay una vida. Una vida para todos.
¿Están dispuestos a transformar el odio en amor? ¿A transformar la guerra en paz? Ustedes tengan conciencia de que son un pueblo de mártires. Por las venas de ustedes corre sangre de mártires. Y por eso tienen la fe y la vida de los mártires.
Y esa fe y esa vida es tan linda que se la llama la perla de África .
Jesús nos quiere… Entonces, ábrele la puerta de tu corazón y dájale entrar. Deja entrar a Jesús en tu vida. Y cuando entra, Jesús va a luchar contra todos los problemas.
Luchar contra la depresión, contra el SIDA, pedir ayuda para superar esas situaciones, pero siempre luchar. Luchar con mis deseos. Y luchar con mi oración. ¿Están dispuesto a luchar y a desear lo mejor para ustedes? ¿Dispuestos a rezar y a pedirle a Jesus que les ayude en la lucha?»
«Y una tercera cosa que les quiero decir. Todos estamos en la Iglesia, pertenecemos a la Iglesia. Y la Iglesia tiene una madre. ¿Cómo se llama? No oigo bien. Rezar a la madre. Cuando un chico se cae, se lastima, se pone a llorar y va a buscar a la mamá. Cuando nosotros tenemos un problema, lo mejor que podemos hacer es ir donde nuestra madre. Y rezarle a María, nuestra madre. ¿Están de acuerdo?.
¿Le rezan ala Virgen, nuestra madre? ¿Rezan a Jesús y a nuestra madre? Tres cosas: superar las dificultades, transformar lo negativo en positivo y oración. Oración a Jesús que lo puede todo. Jesús que entre en nuestro corazón y nos cambia la vida. Jesús que vino para salvarme y dio su vida por mí.
 

Visita a la casa de caridad de Nalukolongo

Este lugar siempre ha estado ligado al compromiso de la Iglesia en favor de los pobres, los discapacitados y los enfermos.
Pienso particularmente en el enorme y fructífero trabajo realizado con las personas afectadas por el Sida. Aquí, en los primeros tiempos, se rescató a niños de la esclavitud y las mujeres recibieron una educación religiosa…  Y aquí, aquí está presente Jesús, porque Él ha dicho que siempre estará presente entre los pobres, los enfermos, los encarcelados, los desheredados, los que sufren: aquí está Jesús.
Aquí pueden encontrar afecto y premura; aquí pueden sentir la presencia de Jesús nuestro hermano, que nos ama a cada uno con ese amor que es propio de Dios.
Hoy, desde esta Casa, quisiera hacer un llamamiento a todas las parroquias y comunidades de Uganda -y del resto de África – para que no se olviden de los pobres. ¡Para que no se olviden de los pobres! El Evangelio nos impulsa a salir hacia las periferias de la sociedad y encontrar a Cristo en el que sufre y pasa necesidad. El Señor nos dice con palabras claras que nos juzgará de esto. Da tristeza ver cómo nuestras sociedades permiten que los ancianos sean descartados u olvidados. No es admisible que los jóvenes sean explotados por la esclavitud actual del tráfico de seres humanos.
Si nos fijamos bien en lo que pasa en el mundo que nos rodea, da la impresión de que el egoísmo y la indiferencia se va extendiendo por muchas partes. Cuántos hermanos y hermanas nuestros son víctimas de la cultura actual del «usar y tirar», que lleva a despreciar sobre todo a los niños no nacidos, a los jóvenes y a los ancianos.
Como cristianos, no podemos permanecer impasibles. Ver qué sucede y no hacer nada. Algo tiene que cambiar. Nuestras familias han de ser signos cada vez más evidentes del amor paciente y misericordioso de Dios, no sólo hacia nuestros hijos y ancianos, sino hacia todos los que pasan necesidad. Nuestras parroquias no han de cerrar sus puertas y sus oídos al grito de los pobres. Se trata de la vía maestra del discipulado cristiano. De la vía maestra del discipulado cristiano. Es así como damos testimonio del Señor, que no vino para ser servido sino para servir. Así ponemos de manifiesto que las personas cuentan más que las cosas y que lo que somos es más importante que lo que tenemos. En efecto, Cristo, precisamente en aquellos que servimos, se revela cada día y prepara la acogida que esperamos recibir un día en su Reino eterno.
Queridos amigos, a través de gestos sencillos, a través de acciones sencillas y generosas, que honran a Cristo en sus hermanos y hermanas más pequeños, conseguimos que la fuerza de su amor entre en el mundo y lo cambie realmente.
 
Encuentro con los obispos de Uganda en el Arzobispado
Encuentro con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas
Tres cosas les quiero decir. Primero, Moisés recuerda a su pueblo: No olviden. Y lo repite varias veces: No olvidar. No olvidar lo que Dios hizo por el pueblo. Pidan la gracia de la memoria. Por la sangre de los católicos ugandeses corre la sangre de los mártires. No pierdan la memoria de esta semilla. Para que así sigan creciendo. El principal enemigo de la memoria es el olvido. Pero no es el más peligroso. El enemigo más peligroso de la memoria es acostumbrarse a heredar los bienes de los mayores. La Iglesia en Uganda no puede acostumbrarse nunca al recuerdo lejano de sus mártires. Mártir significa testigo. La Iglesia en Uganda, para ser fiel a esa memoria, tiene que seguir siendo testigo. No tienen que vivir de rentas. Las glorias pasadas fueron el principio, per0 ustedes tienen que hacer las glorias futuras. Ése es el encargo que les da la Iglesia: que sean testigos, como los mártires que dieron la vida por el Evangelio.
Segunda palabra: Para ser testigos es necesaria la fidelidad. Fidelidad a la memoria, fidelidad a la propia vocación y fidelidad al celo apostólico. Fidelidad significa seguir el camino de la santidad. Significa hacer lo que hicieron los testigos anteriores, ser misioneros…
Y esto no es fácil. FIdelidad significa perseverancia en la vocación. .. Fidelidad a los pobres, a los enfermos, a los más necesitados, porque Cristo está allí.
Memoria que significa fidelidad  que sólo es posible con la oración. «Si una religiosa o un religioso deja de rezar o reza poco, porque dice qque tiene mucho trabajo, está perdiendo la fidelidad. Oración que significa también humillación e ir al confesonario. No se puede renguear de las dos piernas. No podemos llevar doble vida. Si eres pecador, pide perdón, pero no mantengas escondido lo que Dios no quiere. No mantengas escondida la falta de fidelidad. No encierres en el armario la memoria»
 

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