Diócesis de León, España: Convivencia Diaconado Permanente, final curso 2017-2018

La convivencia del Diaconado Permanente de final de curso incorpora al quinto diácono recién ordenado y reitera la «llamada a vivir la vocación» del Año Pastoral

El vicario general, Florentino Alonso, presidió la celebración eucarística en la Parroquia de San Emiliano en una jornada que concluyó en la casa rectoral de Sena de Luna con presencia de diáconos, candidatos al diaconado, familiares y responsables de la Comisión diocesana para el Diaconado Permanente

Con alegría y con los brazos abiertos recibían este pasado sábado en la Parroquia de San Emiliano los cuatro diáconos permanentes, sus familiares, los integrantes de la Comisión diocesana para el Diaconado Permanente, así como los cuatro candidatos al diaconado y un grupo de fieles de la Unidad Pastoral de Sena de Luna, al nuevo diácono permanente de la Diócesis, Juan José Lanero, ordenado el pasado día 30 de julio en la Catedral, en la celebración que ponía el broche al Año Pastoral Diocesano Vocacional, y que ya se ha convertido en el quinto diácono permanente al servicio de la Diócesis. Un recibimiento con el que se iniciaba la jornada de convivencia de final de curso del Diaconado Permanente y en el que Juan José Lanero recordó que «ahora ya vivo un compromiso que se resume en una palabra: servir. Servir a los demás en la liturgia, en el ejercicio de la caridad y en la proclamación de la Palabra de Dios, los tres pilares que constituyen los fundamentos de esta realidad del diaconado permanente de la que la Diócesis de León se tiene que sentir orgullosa».

DIACONADO PERMANENTE, UNA VOCACIÓN

El vicario general, Florentino Alonso, coordinador de la Comisión diocesana para el Diaconado Permanente, fue el encargado de presidir la celebración eucarística en el transcurso de la cual hizo especial hincapié en la «importancia de este grado propio del ministerio ordenado que es el diaconado permanente» y en la necesidad de que la «llamada a vivir la vocación», que ha resonado de manera especial en toda la Iglesia de León a lo largo del curso que acaba de concluir, en el marco del Año Pastoral Diocesano Vocacional, sea también una llamada a la vocación particular de los diáconos permanentes. Tras la celebración eucarística, concelebrada por los sacerdotes Juan Manuel Sánchez, Alberto Paniagua y José Sánchez, integrantes de esa Comisión Diocesana para el Diaconado Permanente la jornada continuó en la casa rectoral de Sena de Luna con una comida de confraternidad y un ambiente festivo en el que todos los participantes pudieron sumarse a la alegría que ha supuesto la reciente ordenación del quinto diácono permanente de la Diócesis.

Esta convivencia de final de curso los diáconos permanente ha supuesto una prolongación de los ecos de la X Jornada Diocesana del Diaconado Permanente que se celebraba el pasado domingo día 29 de mayo, V Domingo de Pascua bajo el lema “El Diaconado, una llamada”, enmarcada precisamente en el Año Pastoral Diocesano Vocacional que ha vivido este curso la Iglesia de León en un domingo conocido también como “Domingo de los ministerios eclesiales” para recordar la existencia del Diaconado Permanente como una “dedicación pastoral estable y una verdadera vocación”.

GRADO DEL MINISTERIO ORDENADO

El objetivo de esta Jornada, de manera especial en esta décima edición por coincidir con el Año Pastoral Diocesano Vocacional, y de la labor que se viene desarrollando desde la Comisión diocesana para el Diaconado Permanente es dar a conocer la figura del diácono permanente como un grado propio del Ministerio ordenado que configura a quien lo recibe como servidor de la comunidad cristiana, habilitado para llevar adelante tareas pastorales que el obispo le encomiende, en comunión con él y con los presbíteros y consagrados, y en estrecha conexión con los seglares comprometidos en la Iglesia.

La vocación al diaconado permanente permite a cristianos varones, solteros a partir de los 25 años, o casados a partir de los 35 años y con cinco años de matrimonio que sientan la llamada de Dios, iniciar un periodo de discernimiento tras la presentación como candidato por parte de su párroco al obispo. Superado favorablemente este tiempo de reflexión el candidato al diaconado podrá ser admitido a los ministerios e iniciará un tiempo de formación en estudios superiores eclesiásticos de tres cursos, que concluirá con un periodo de práctica pastoral antes de culminar con la ordenación diaconal, etapa que culminaba el pasado día 30 el neuvo diácono Juan José Lanero.

El Concilio Vaticano II decidió la instauración del Diaconado Permanente, con gran arraigo en la Iglesia primitiva, como un grado propio del Ministerio ordenado y en el año 1997, por iniciativa del entonces obispo Antonio Vilaplana, en la Diócesis de León se reinstauró la figura del diácono permanente y ese mismo año recibió la ordenación diaconal el primer integrante del actual diaconado permanente de la Diócesis, que en la actualidad forma parte del equipo pastoral que atiende la Agrupación interparroquial San José. Ya en el año 2010, por empeño del obispo Julián López, la Diócesis decidió impulsar este Ministerio ordenado con la puesta en marcha del Plan Básico de Formación para el Diaconado Permanente, con un periodo de estudios de cinco años para la formación humana, espiritual y teológica y para la práctica pastoral, que ya han completado los tres diáconos permanentes que se han ordenado en los años 2015 y 2016 y que en estos momentos desarrollan su ministerio en la Unidades Pastorales de Garrafe de Torío, Sena de Luna y Sahagún.

MISIÓN DEL DIÁCONO

El diácono ordenado asume las misiones que la Iglesia le encomienda. Así, al servicio de la Palabra de Dios anima la catequesis; promueve y sostiene actividades apostólicas con laicos, particularmente en el ámbito familiar; y preside la celebración de la Palabra. Al servicio de la Eucaristía y de los sacramentos el diácono asiste, durante las celebraciones litúrgicas, al obispo y al presbítero; preside las celebraciones del bautismo, matrimonio, exequias, Liturgia de las Horas, exposición eucarística…; distribuye la Eucaristía, en la misa o fuera de ella, y lleva la comunión a los enfermos y el viático a los moribundos. Y al servicio de la caridad y de la comunidad eclesial el diácono anima el servicio caritativo, preocupándose por los más pobres y marginados; atiende la pastoral de enfermos, ancianos y todo tipo de obras asistenciales; y sirve a la comunión junto al Obispo, a los presbíteros y a los laicos y consagrados.

PLAN DIOCESANO DE FORMACIÓN DEL DIACONADO PERMANENTE

En la actualidad la Diócesis de León cuenta con cuatro candidatos al diaconado permanente que forman parte de los cursos de Plan diocesano de Formación del Diaconado Permanente. Según el obispo Julián López, en la Diócesis de León es preciso “contar con más diáconos permanentes sobre todo porque debemos responder a los designios del Señor que suscita vocaciones y disponibilidad para muchas otras tareas pastorales que deben ser ejercidas de manera estable y con lo que significa la experiencia de los seglares en aspectos como el matrimonio, la familia, o el trabajo profesional”. En este sentido, Mons. López Martín subraya en la Carta Pastoral que ha hecho pública con motivo de la celebración de esta X Jornada Diocesana del Diaconado Permanente que “esta dedicación pastoral estable supone una verdadera vocación que todos hemos de tener en cuenta en nuestras preocupaciones pastorales, en la Oración por las Vocaciones y en nuestros respectivos compromisos apostólicos: los presbíteros y diáconos apreciando y apoyando de verdad este ministerio y procurando suscitar estas vocaciones; y los fieles laicos que se siente Iglesia diocesana, valorando también esta posibilidad real por lo menos en la oración y estima, abiertos incluso a responder a una posible llamada del Señor”.

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