Diócesis de Salt Lake City (EEUU): Emotiva ordenación de 15 diáconos

Los 15 diáconos forman parte del primer programa de formación al diaconado en español.

Personas de toda la diócesis de Salt Lake City abarrotaron la Catedral de la Magdalena para unirse a la celebración en donde 15 hombres de la diócesis fueron ordenados como diáconos el día 27 de enero.

Por más de cuatro años los 15 hombres enfrentaron el clima, las largas distancias, problemas familiares, problemas de salud e inclusive la muerte de uno de sus compañeros, pero a pesar de los varios retos continuaron el camino de ese llamado tan especial que recibieron de Dios. Con la guía del diácono Drew Petersen, quien fue el encargado general del programa de formación para diáconos, y del padre Eleazar Silva, quien actuó como director académico del programa, los hombres crecieron espiritualmente y se prepararon teológica y prácticamente para servir en las parroquias a lo largo y ancho de la diócesis.
Un diácono es un ministro ordenado en la Iglesia Católica. Existen tres grupos u ‘órdenes’ de ministros ordenados en la Iglesia: los obispos, presbíteros y diáconos. “Como ministros de la Palabra, los diáconos proclaman el Evangelio, predican, y enseñan e nombre de la Iglesia. Como ministros Sacramentales, los diáconos bautizan, guían a los fieles en oración, son testigos de matrimonios y conducen servicios funerales. Como ministros de caridad, los diáconos son líderes que identifican las necesidades de las personas, para entonces clasificar los recursos de la Iglesia para solventar tales necesidades,” esto de acuerdo con la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.
La ceremonia del 27 de enero en la catedral de la Magdalena comenzó con la procesión de los candidatos, diáconos diocesanos y sacerdotes, así como del Reverendísimo John C. Wester, arzobispo de Santa Fe, quien como el noveno obispo de Salt Lake City, fuese quien comenzó el programa de formación de diáconos en español, el cual dio como resultado la ordenación de estos 15 hombres.
“Estamos muy agradecidos por el don de amor a Jesús que estos hombres nos han demostrado,” dijo el arzobispo Wester dando la bienvenida a los entonces todavía candidatos.
 Durante la ceremonia el padre Eleazar Silva fue llamando uno a uno a los candidatos por su nombre, a lo que respondían ‘presente’.
El diácono Petersen le pidió al arzobispo que recibiera a los candidatos ordenándolos al diaconado.
Durante la  Misa, el Evangelio fue leído por el diácono Armando Solorzano.
En su homilía, el arzobispo Wester recordó a Kent Lowe, sacristán de la catedral quien en vida fue uno de los candidatos al diaconado, pero quien falleció inesperadamente en el 2014 a los 55 años de edad. Usualmente el ayudaba en las Misas diarias de la catedral así como en las Misas de las noches.
Fue una de esas noches que el arzobispo Wester se encontró con Lowe subiendo una escalera para cambiar un foco.
“Lo estaba mirando, ya que me distraje de mis oraciones, y pensé ‘que metáfora tan interesante’,” dijo el arzobispo Wester agregando que “él sabía lo que todos ustedes saben, que estamos aquí para servir y no para ser servidos.”
El arzobispo Wester les recordó a los candidatos que el camino al Padre no es solo subiendo las escaleras al cielo, sonó mas bien “corriendo hacia el corazón de Cristo.”
Después de su homilía, cada uno de los candidatos fueron uno a uno invitados a acercarse al altar, para arrodillarse ante el arzobispo recibiendo su bendición como uno de los símbolos de su ordenación.
Como un símbolo de su total rendición al servicio de sus vidas a Dios, los diáconos se postraron rodeando el altar mientras que la letanía de todos los Santos era recitada por todos los presentes.
Entonces las esposas de los diáconos fueron llamadas a unirse con sus esposos, vistiéndolos con sus nuevas estolas y dalmáticas.
El diácono Petersen dijo que tanto para él como para el padre Silva era muy satisfactorio “ver todo el crecimiento, ver su desarrollo y que estos hombres ya han estado haciendo servicio y contribuciones en nuestra diócesis.”
El arzobispo también animó a los diáconos a darse la oportunidad de experimentar de primera mano todos los ministerios en los que servirán como diáconos.
Desde el mes de noviembre del 2013 la clase de formación para diáconos se reunió un par de veces al mes, y cada uno de los candidatos tenía que estar activo en su parroquia.
“Estos cuatro años han sido una bendición… Dios me llamó a este ministerio y sé que no ha sido fácil, pues uno sirve a la comunidad y al mismo tiempo tiene que servir a sus familias y a su empleo,” dijo Guillermo Méndez, uno de los recién ordenados diáconos.
Algunos más tuvieron que recorrer grandes distancias, enfrentándose a las inclemencias del tiempo y afrontando gastos para poder asistir a las clases formativas, pero el diácono Cortez dijo que el manejar 300 millas desde y hacia St. George una y otra vez fue una bendición.
“Esta experiencia me enseñó a apreciar y valorar más las enseñanzas y el aprendizaje que recibimos en las clases y los retiros, y al mismo tiempo pude entender mejor el gran amor que Dios nos tiene.”

Autora: Laura Vallejo

Tomado de: Intermountain Catholic

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