Diáconos de Santiago de Chile celebran su día en Catedral Metropolitana

El incesante ruido de la Plaza de Armas no era impedimento para que decenas de diáconos junto a sus esposas iniciaran la procesión para ingresar a la Catedral y así, comenzar la solemnidad de San Lorenzo. Adentro del templo, en tanto, estaban los familiares, emocionados también, esperando al que era su padre, hermano o hijo diácono.

Todo fue alegría. Un nuevo año de diaconado se festeja solemnemente y eso, la asamblea lo expresó acompañando en todo momento la liturgia presidida por el Arzobispo de Santiago.

En la homilía, el pastor recordó la importancia de este Año de la Misericordia y el servicio de los diáconos hacia los más pobres y los más necesitados de esta sociedad: “Este año, nos invita a ser diáconos como Jesús misericordioso, porque hemos experimentado la misericordia de Dios y la vamos experimentado constantemente en la vida. Misericordiosos, porque lo que salva al mundo no es el dinero, ni el poder, ni las riquezas de este mundo, sino que la bondad y el extender nuestra mano para construir una comunión profunda”, exhortó.

Y agregó: “En este tiempo sean diáconos que tengan, en sus manos y en sus corazones, el evangelio del Señor para que puedan anunciarlo con gozo, con esperanza, a todos nuestros hermanos y hermanas”.

Finalmente, agradeció a las familias de cada uno de los diáconos por el acompañamiento y el servicio de anuncio y por el testimonio de cercanía y de caridad.

Todo culminó con las renovaciones de las promesas bautismales de los más de 100 diáconos presentes.

“Hermoso todo lo vivido hoy. Yo estoy celebrando ya 25 años de diaconado y es muy lindo. Las palabras del cardenal son fundamentales, porque, como dijo el papa Francisco, hay que salir a las calles a hacer ruidos y desorden, pero con alegría y ganas de convertir a mucha gente. A pesar de las trabas hay que vivirlo día a día”, comentó Gabriel Acosta (70 años) de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Recoleta.

Margarita Galdames, esposa de Gabriel Acosta y con 44 años de matrimonio, en tanto, dijo: “Celebrar un nuevo año de diaconado de mi esposo es bonito. Me parece que los desafíos de ser esposa de un diácono es tener paciencia todos los días y acompañarlo en todo lo que se pueda”.

Fuente: Comunicaciones Santiago
www.iglesiadesantiago.cl

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