Diàconos de Rancagua, Chile, celebraron a su patrón y agradecen su vocación

 

El domingo 12 de agosto, en la casa de ejercicios de Pelequén, se reunieron junto al administrador apostólico de la Diócesis de Rancagua, monseñor Fernando Ramos.
El domingo 12 de agosto, en la casa de ejercicios de Pelequén, se reunieron los diáconos permanentes de la Diócesis de Rancagua para celebrar a su patrono San Lorenzo y agradecer su vocación de servir.

Tradicionalmente se reúnen en esta fecha para compartir fraternalmente. En esta ocasión los acompañó el administrador apostólico de Rancagua, monseñor Fernando Ramos y el asesor de la Pastoral del diaconado permanente, presbítero Danilo González.
Monseñor Ramos les dio un tema de reflexión y presidió la eucaristía y, posteriormente, compartieron un almuerzo, junto a sus respectivas esposas.

Los diáconos permanentes, que son 67 en la diócesis, son ministros de la palabra de Dios, de la Liturgia y de la Caridad, animando comunidades cristianas y sectores de la vida eclesial, tanto a nivel diocesano como parroquial, siempre en dependencia del Obispo y en comunión con los Presbíteros, para el servicio del Pueblo de Dios. (Nº 30)

El Diaconado es conferido por una efusión especial del Espíritu, que realiza en quien la recibe una específica conformación con Cristo, señor y Siervo de todos…Él es en la Iglesia signo sacramental de Cristo Siervo. (Nº 50)

El Sacramento del Matrimonio “es un don de Dios y debe alimentar la vida espiritual del Diacono casado…en el matrimonio el amor se hace donación interpersonal, mutua fidelidad, fuente de vida nueva, sostén en los momentos de alegría y de dolor; en una palabra, el amor se hace servicio.

Vivido en la fe, este servicio familiar es, para los demás fieles, ejemplo de amor en Cristo y el Diácono casado lo debe usar también como estímulo de su diaconía en la Iglesia. (Nº 51).

El Diácono Permanente debe reflejar lo expresado en la Didascalia de los Apóstoles, que llama a los Diáconos Permanentes: “Los oídos, la boca, el corazón y el alma de los Obispos”.

Y, en tal condición, los Diáconos Permanentes deben cubrir los más variados campos de la acción ministerial, para que así, la acción salvífica de la Iglesia llegue a todos los rincones de la sociedad. (Nº 60) (Orientaciones Pastorales para el Diaconado Permanente, año 2006)

Fuente: Comunicaciones Rancagua

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