El diácono Ricard Rodríguez-Martos premiado con “Seafarers’ Centre of the Year 2016” (Barcelona- España)

Diácono de Barcelona, España, Delegado Diocesano del Apostolado del Mar

Ricard Rodríguez-Martos es diácono permanente, ordenado en Barcelona por el Cardenal Narcís Jubany, arzobispo de Barcelona, el 5 de noviembre de 1983. Es el Delegado Diocesano del Apostolado del Mar de la diócesis de Barcelona, nombrado por el mismo Cardenal. El Centro Stella Maris es la sede del Apostolado del Mar. El centro Stella Maris ha sido elegido “Seafarers’ Centre of the Year 2016” (Centro de Marineros del Año 2016) y por ello ha recibido un Premio internacional.

Ofrecemos a continuación una entrevista a Ricard Rodríguez-Martos, en ocasión del Premio internacional recibido.

– En primer lugar, enhorabuena por el Premio que ha recibido el Centro Stella Maris que usted dirige. ¿Qué supone para usted y para el Centro haber sido galardonados con este Premio internacional?

Recibir un premio y más a nivel internacional es, sin duda, una gran satisfacción, especialmente en este caso por el hecho de que el premio se concede básicamente por la votación entre los propios marinos. Es el reconocimiento a un trabajo diario de todo un equipo de 40 personas que se esfuerza por ser para los marinos “el hogar lejos del hogar”.

– ¿En qué consiste la tarea que realiza Stella Maris? ¿Quiénes la llevan a cabo?

La tarea de Stella Maris consiste básicamente en asistir a los marinos que pasan por nuestro puerto en todas las necesidades que como personas puedan tener, es decir, a nivel social, laboral, cultural, legal y, por supuesto, espiritual. Una parte importante de esta labor se realiza de manera “directa”, asistiendo a los marinos en lo que precisen.

Hay otra parte importante de nuestra tarea, que podríamos llamar “indirecta” y es aquella que nos lleva a ser “la voz de los sin voz”, es decir, a ser sus portavoces ante la comunidad portuaria y las organizaciones privadas y públicas pertinentes para que la gente de mar sea debidamente tenida en cuenta.

Todo esto lo hacemos unas 40 personas, que divididas en grupos de trabajo, intentamos dar cobertura a esas necesidades antes mencionadas.

– ¿Cuándo fue nombrado Delegado Diocesano del Apostolado del Mar en su diócesis? ¿Qué supuso para usted ser escogido para ocupar este cargo?

Fui nombrado Delegado Diocesano el mismo día de mi ordenación diaconal.

Para mí fue algo maravilloso: yo que era marino, iba a dedicarme a trabajar por la gente de mar.

– De sus múltiples actividades en relación a esta responsabilidad, ¿cuál le resulta más atractiva o gratificante y cuál la más difícil?

La más gratificante es el trato con los marinos que pasan por nuestro puerto, cuando ves  que se sienten bien acogidos, cuando ante un problema que te plantean, consigues ser de utilidad.

Lo más difícil, cuando te enfrentas a situaciones de injusticia, de sufrimiento y tu gestión  no logra conseguir el resultado deseado.

– ¿Podría expresar un deseo o un sueño en relación al ministerio diaconal? / – ¿Qué proyectos tiene en relación al cumplimiento de su misión ministerial?

Mi deseo es seguir sirviendo a la gente de mar. Mi empeño es que como Iglesia trabajemos codo a codo con las instancias civiles, con creyentes y no creyentes, con un objetivo común: mejorar el mundo de la mar, hacerlo más humano. Pienso que cuando se trata de hacer el bien, todos nos entendemos y nos sentimos unidos.

¿Mi proyecto de futuro? Ir encontrando quién en un futuro próximo me tome el relevo, pues ya voy siendo mayor.

– Muchas gracias

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