“El cristiano, es el que vive en la esperanza del domingo de Resurrección”. Con treinta años de matrimonio y una vida que apuesta al servicio en la iglesia de la diócesis de Ferrer, los Pedrosos llegan al V Congreso Americano Misionero para brindar su testimonio.
Una familia conformada por siete integrantes, con cinco hijas que por vocación “apuestan por un futuro mejor y misionero”. Papá y mamá iniciaron su noviazgo en la iglesia y la fe de creer en Dios, es el legado que le dejan a sus hijas.
El padre, José, es Diácono permanente y María Antonia, la madre, promovió en los inicios la Infancia y Adolescencia Misionera en su país. Por su parte la hija mayor Rocío Belén, es religiosa consagrada, en las Misioneras Cruzadas de la Iglesia. Luz y Lourdes son animadoras de la infancia y adolescencia misionera, además de catequistas. Y la más pequeña acompaña y continúa los pasos de la familia.