Carta de monseñor Sergio Buenanueva y del Presbiterio a los fieles y comunidades de la Iglesia diocesana de San Francisco sobre el diaconado permanente (Casa Betania, Quebracho Herrado, 6 de julio de 2017)

Queridos hermanos y hermanas:

Del lunes 3 a este jueves 6 de julio, hemos estado reunidos en la Casa de encuentros “Betania”, los que formamos el Presbiterio de la diócesis de San Francisco. El tema que nos ha convocado es el Diaconado Permanente y su incorporación a la vida de nuestra Iglesia diocesana.

Con tal fin, hemos repasado la enseñanza de la Iglesia al respecto: identidad y misión del diácono, su vocación y formación, su ministerio y espiritualidad. Hemos discernido también los desafíos que supone, para nuestra vida de fe y de misión, el diaconado permanente, especialmente la figura del diácono casado. Hemos repasado también iniciativas anteriores en este sentido. Reconocemos con gratitud que retomamos un camino ya iniciado en nuestra diócesis. Los pasos que ahora nos aprestamos a dar retoman esas experiencias y los aprendizajes que hemos hecho.

Tuvimos la alegría de contar con la presencia de dos diáconos con sus esposas: Ángel Lasala y Estela, de la diócesis de Cruz del Eje; Héctor Sosa y Eva, de la diócesis de Rafaela. Compartieron con nosotros su experiencia personal y familiar: cómo sintieron la llamada del Señor, los pasos que fueron dando hasta ser ordenados, cómo su familia se fue involucrando en su camino, los desafíos, gozos y dificultades que experimentan en el ministerio.

El diácono es signo visible de Cristo Servidor en el seno de una Iglesia servidora. El diácono puede realizar muchas tareas dentro de la comunidad, pero lo más importante es que su presencia misma anima a todos – obispo, presbíteros, consagrados y laicos – a vivir a fondo el servicio a los demás, especialmente a los más pobres y vulnerables.

Queremos contarles que, a lo largo de estos días, hemos experimentado el gozo y la paz del paso del Señor por nuestras vidas. Creemos que, como Iglesia diocesana, estamos en condiciones de dar pasos concretos para contar, en un plazo prudencial, con esta figura ministerial en nuestra diócesis. Creemos que el Señor nos está alentando a dar este paso importante en el camino de renovación pastoral que nuestra Iglesia diocesana viene transitando, como lo expresa nuestro Plan Pastoral Diocesano.

Nos damos cuenta también que esto implica una fuerte conversión pastoral para abrirnos a la novedad del Evangelio y seguir creciendo como una Iglesia más misionera y servicial. En primer lugar, a los pastores, que tendremos que aprender a compartir nuestra misión pastoral con nuevos ministros ordenados. Pero también para nuestras comunidades y laicos. Le pedimos al Señor que nos haga dóciles a la acción de su Espíritu, que nos está animando a dar este paso de conversión.

En los próximos meses iremos ayudando a las comunidades de nuestra diócesis para que puedan conocer más de cerca la figura del diácono permanente y lo que implica su presencia en nuestra vida pastoral.

Entre tanto, unámonos en la oración eclesial, de la mano de María. Como en el Cenáculo, ella sostiene la oración de la Iglesia a la espera del Espíritu. ¡Sigamos caminando y anunciando el Evangelio de Jesús que es luz de esperanza para el mundo!

Sus hermanos,

el obispo Sergio y los presbíteros de la diócesis de San Francisco

 

Tomado de: aica.org

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *