Apertura del año de la Misericordia en una prisión

Diác. Horacio Rodolfo González

Morón, Buenos Aires, Argentina

gonzalez_horacio_rodolfo@hotmail.com

Se acercaba el inicio del Año jubilar de la Misericordia convocado por el Santo Padre para invitar a todos los cristianos y a toda la humanidad a experimentar la misericordia de Dios Padre.

Como Capellán del Penal Provincial 39 de Ituzaingó, junto con mi hermano Diácono Mario Miskiewiez y el equipo de Catequesis Carcelaria de nuestra Diócesis, decidimos preparar un programa especial para vivir esa Misericordia de Dios junto a nuestros hermanos carcelados.

Sabiendo que el Papa Francisco iba a abrir la Puerta Santa el 8 de diciembre, en las semanas anteriores preparamos algunos encuentros catequísticos orientados a ayudar a nuestros hermanos detenidos a preparar sus corazones, de modo que se dispongan a recibir la misericordia que Dios Padre prodiga a todos sus hijos, especialmente a aquellos que, debido a sus errores, más la necesiten o la deseen.

Ambos Capellanes, junto a las Hnas. ursulinas Puri y Bety, que nos acompañan en la Pastoral Carcelaria, nos preparamos para iniciar el Jubileo por medio de una serie de encuentros: en el primero tratamos el tema del pecado; en el segundo, el significado de la indulgencia plenaria; en el tercero, abordamos el tema de abocarnos al Sacramento de Reconciliación; en el cuarto, consideramos la misericordia de Dios; para concluir el pasado 9 de diciembre con la solemne apertura de las puertas de dos pabellones de la cárcel por parte de nuestro Padre Obispo de la Diócesis de Morón, Mons. Luis Guillermo Eichhorn y la participación de la Santa Misa. Y llegó el día.

Estos son algunos párrafos de la homilía del Señor Obispo:

“Este rito que estamos realizando en este Penal, se enmarca en lo que el Papa Francisco acaba de hacer en Roma: iniciar el año Santo de la Misericordia. Nos dice el Papa que nosotros, mirando el corazón de Dios, y sabiendo que hemos sido creados a su imagen y semejanza, podemos llegar a tener un corazón como el suyo: un corazón lleno de amor y de misericordia.

Acabamos de hacer un gesto simbólico en dos pabellones: abrir una puerta en cada uno de ellos en las que colocamos un gran cartel con el logo del año de la Misericordia. Allí están escritas estas palabras: “Misericordiosos como el Padre”. Esto quiere decir que esta puerta que se abre es como la puerta por la que entra Jesús a nuestro corazón para transformarlo.

Si nosotros amáramos como Jesús nos enseñó, no podríamos imaginar el efecto que eso produce. De ahí la importancia de que nosotros llenemos de signos este mundo en el que vivimos, de gestos, de actitudes, de amor y de misericordia. Sería triste que el día de mañana cuando nos encontremos cara a cara con nuestro Padre del Cielo, él nos señale nuestras faltas de amor al prójimo.

Dejemos que el Señor nos cambie el corazón y podamos comenzar una vida nueva, en la que vivamos como hermanos, en paz, para construir un mundo nuevo”.

He escrito estas líneas desde mi condición de Diácono Peramente para dejarles este humilde pero enriquecedor testimonio que tanto a  la población carcelaria como a quienes integramos el equipo de Pastoral, nos permitió unirnos al Jubileo de la Misericordia, al Santo Padre y a toda la Iglesia. Finalmente, invito a todos los fieles de la Iglesia a interesarnos un poco más por nuestros hermanos privados de la libertad, muchos de ellos deseosos de que alguien les anuncie la Buena Noticia de Jesús que nos anunció que su Padre es rico en Misericordia para con todos sus hijos.
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