«Acogería con todo cariño tener mujeres de compañeras»

«Acogería con todo cariño tener mujeres de compañeras»

Juan Múgica Diácono

«Sería un paso muy importante para la mujer dentro de la Iglesia y en su camino para ser reconocidas en su verdadera dimensión»

Fue profesor de  Religión 35 años y desde hace siete es el diácono del vizcaíno Valle del Txorierri. Tiene mujer, cuatro hijos y varios nietos.

– ¿Cómo valora las palabras del Papa?

Me parecen positivas. Es un tema que estaba abierto, que ya fue recogido en la nota de la Comisión Teológica Internacional, pero que está pendiente dentro de la Iglesia. El Papa ha aprovechado este momento para decir, bueno, vamos a estudiarlo. Ahora hay que esperar a esa comisión.

¿Y usted cómo lo ve?

Ojalá salga adelante. Sería un paso muy importante. Sería un paso muy importante para la mujer dentro de la Iglesia. Yo acogería con todo cariño tener diáconas como compañeras de trabajo.

Por lo que usted conoce, ¿hay mujeres dispuestas a ordenarse?

Nunca lo hemos hablado. Sí conozco a mujeres que han reflexionado sobre el tema, a nivel personal, pero no para ser ellas diáconas. Nunca me han dicho eso de «me gustaría ser diácona y no me deja».

Pero habrá mujeres que…

El problema es que todos los medios os estáis ciñendo excesivamente al diaconado desde la perspectiva celebrativa. Es decir, poder casar, bautizar, presidir funerales, decir homilías. Pero se os olvida un aspecto muy importante en el que la mujer ya está muy metida, que es el mundo de la marginación, uno de los lugares donde el diácono trabaja y está muy presente. Y ahí yo me encuentro a un montón de mujeres que están trabajando al servicio de los pobres. Así que no hablamos sólo de la mujer que está en la sacristía o en los consejos pastorales.

¿Con esta medida se revitalizaría e impulsaría la Iglesia?

Sería un avance que la sensibilidad de la mujer llegase a este primer punto del sacramento del orden…Insisto, sería un paso adelante en este camino que tiene la mujer de ser reconocida en su verdadera dimensión.

– ¿Habrá reticencias internas?

– Como en todos los sitios  habrá distintas opiniones. Donde yo me muevo, por ejemplo, no tendrían mayor dificultad. Serían acogidas con alegría. Pero cada zona es distinta.

¿Sería un primer paso hacia el sacerdocio femenino?

Eso ya es mucho decir. Es  otra cuestión.  Juan Pablo II cerró esa posibilidad. Y son dos vocaciones  muy diferentes. Yo no soy un cura frustrado.

K. Dominguez

El «Correo»

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