La Asociación de fieles laicas FEBE, de la Arquidiócesis de Bogotá, ha publicado el boletín de la Asociación correspondiente al mes de octubre, puede consultarse el boletín en el siguiente link:
http://diaconadobogota.com/wordpress/wp-content/uploads/2016/10/BOLET%C3%8DN-FEBE-008-OCTUBRE.pdf?5d156d
En el boletín se recuerda que:
SE ACERCA LA CONSAGRACIÓN A MARÍA,DEL PRIMER GRUPO DE FIELES LAICAS FEBE.
En nuestro último encuentro del mes de septiembre presentamos la Oración Consecratoria; nos quedó como tarea en casa la meditación y el discernimiento para acrecentar esa conciencia del compromiso que estamos a punto de adquirir, las primeras fieles de la Asociación, en consagrarse a María Sierva.
Pero, realmente es una reflexión que nos concierne a todas, con el fin de tomar una decisión ahora, o más adelante, bien discernida, y saber vivir el compromiso que a través de ella adquiriremos.
Ser consagrado significa “estar dedicado a”… Un sacerdote está consagrado a Dios; está dedicado al servicio de la Iglesia y por ello se preocupa por conocer sus normas y leyes para servirle a Dios.
Una pareja de casados se consagra el uno al otro y ello implica “fidelidad y entrega permanente a su pareja”. Así será la consagración a María: “Estar dispuestas a dedicar la vida a ella; vivir conforme ella nos propone”.
Creo que en nuestras meditaciones una de las preguntas que más ha rondado es: ¿Y… “¿Por qué consagrarme?, para qué me consagro? He aquí algunas fuertes razones para hacerlo:
Para conocer mejor a Jesús a través de María.
Para seguirla como modelo en mi papel de mujer cristiana.
Porque ella me lo está pidiendo.
Para acercarme a Dios.
Para madurar en la fe.
Vivir conforme ella desea va a ser exigente, claro que sí; pero como mujeres tenemos claro que hay preceptos que desde el amor se asumen con alegría y le dan un norte de plenitud a nuestras vidas: el amor a nuestra pareja, el amor a nuestros hijos y ahora, consagrarnos a María estará conducido por ese mismo amor.
Amarla, imitarla, seguir a Jesús desde el ejemplo de María, servir a la comunidad en la cual estamos insertas desde ese ejemplo suyo y ser capaces de asumir un rol de cristianas desde los valores que nos enseña.
Tal vez al leer la oración, y en todo este tiempo de discernimiento hayamos pensado en las implicaciones que tiene el ser consagradas; pero ese es el plus que daremos a nuestra vida: ser capaces de seguir a María Sierva desde la alegría del amor, para acercarnos cada día más al Señor y estar en un camino similar al de nuestros esposos diáconos, configurados con Cristo Siervo. María es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios, como esposas de diáconos propongamos ser ese rostro misericordioso y tierno de Dios en nuestras comunidades.
Sea el momento de invitar a nuestras compañeras de las diferentes regionales para que se animen a iniciar este proceso, con la formación que ello implica en su inicio, incluyendo además, la formación permanente que deberemos continuar para que el amor de María llene nuestro corazón y podamos dar fe del amor de Dios.