Obispo de Quilmes, Argentina. Misa Crismal, al renovar las promesas diaconales: Invitación a renovar la mirada en Jesús.

HOMILIA MISA CRISMAL


Hermanas y hermanos:

Hace pocos días realizábamos el Retiro Diocesano para todos los agentes de pastoral y fieles en general. Lo hicimos bajo el lema «RENOVAR LA MIRADA», en este camino hacia la celebración de los 40 años de la Diócesis. Durante este año queremos vivir más profundamente la conversión pastoral de la mano de nuestra conversión personal a Jesús. 

Cada año, en la Misa Crismal, escuchamos este evangelio de san Lucas. Jesús, en la sinagoga de Nazareth, lee la profecía de Isaías. Luego, «Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en Él. Entonces comenzó a decirles: ‘Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír'».



En esto consiste RENOVAR LA MIRADA. Se trata de tener los ojos fijos en Jesús. Volver la mirada hacia Él, para que Él nos renueve con la suya. Jesús dice: Hoy se ha cumplido la profecía. Es su mirada la que atrae todas las miradas. Es el Dios de las misericordias que viene a traer la liberación a los hombres. Es el Dios que escucha el clamor de su pueblo, como decía el profeta Daniel: «Inclina, Dios mío, tu oído y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre». La mirada de Jesús se vuelve a nosotros para levantar nuestros ojos, y así poder contemplar al Dios que nos salva. 

Jesús, desde adolescente iba con su padre José a la sinagoga de Nazareth. Cuántas veces allí, los habitantes de ese poblado escuchaban las Escrituras. Ese sábado fue un sábado distinto: Comenzaba el anuncio de la alegría del Evangelio. 

Como aquellos habitantes, en Nazareth, también nosotros podríamos decir hoy: Cuántas años hace que nos juntamos acá para celebrar la Misa Crismal. Algunos podrán decir que se acuerdan cuando iban a la Catedral de Avellaneda… Otros podrán recordar la primera Misa Crismal del Padre Obispo Jorge Novak… otros recordarán años más recientes… Inevitablemente algunos podrán decir, que muchos de aquellos ya no están acá… Es la realidad del paso del tiempo. Vamos haciendo historia; somos miembros de un pueblo peregrino, de un pueblo que cree y espera. En este caminar queremos RENOVAR LA MIRADA. Los sacerdotes y diáconos queremos hacerlo junto a nuestro pueblo a quien servimos. 

Para nosotros -diáconos, sacerdotes y obispo- RENOVAR LA MIRADA, significa en este día dejarnos mirar por Jesús. Y como aquellos paisanos de Jesús: fijar nuestra mirada en él. Necesitamos renovar esa mirada nuestra. Solos no podemos levantar la mirada… Necesitamos que el Espíritu Santo nos ayude a levantar los ojos, que a veces se posan en tantas cosas que nos encandilan, nos engatusan, nos atrapan; porque nos quedamos mirándonos nosotros mismos, llenándonos de insatisfacción y de desazón; la mirada se nos envejece dando vuelta sobre las mismas cosas y sobre nuestra propia fragilidad, y más pesados se ponen nuestros ojos, y no los podemos levantar. 

¡Es tu mirada Jesús, si, es tu mirada Señor…! Es la fuerza de tu mirada, la fuerza de tu Espíritu, quien renueva mi mirada. ¡Es tu amor quien me renueva, Señor! Todos en Nazareth te miraban… porque vos, Jesús, los amabas, a pesar de sus dudas y de su incredulidad. 

Hoy venimos a esta Catedral a renovar nuestro amor. A renovar las promesas de nuestra consagración sacerdotal y diaconal. Como peregrinos que somos, como familia que caminamos, a todos nos hace bien el buen ejemplo de los demás. Desde ya, el ejemplo de los santos y su intercesión, como la del Cura Brochero que veneramos en esta Catedral (hoy sus reliquias están sobre el altar); pero, particularmente a nosotros, los sacerdotes, nos hace bien recordar a los hermanos curas que concluyeron su caminar en este mundo. Por eso, me pareció oportuno compartir con ustedes un testimonio sacerdotal. Se trata de un sacerdote que supo gustar del misterio de Dios y nos introducía al mismo con sus sabias reflexiones, particularmente en sus clases y charlas, en los más diversos ámbitos del país y más allá de las fronteras. Hablo del P. Lucio Gera. El 7 de agosto se cumplirán tres años de su partida. «Maestro en teología» como lo llamó el Cardenal Bergoglio, y dispuso que sea sepultado en la Catedral de Buenos Aires. 

Quiero compartir lo que él dijo al celebrar los 50 años de sacerdote. Renovando la mirada sobre su vida ministerial. Nos puede ayudar hoy a cada uno de nosotros. Espigaré algunos de los párrafos de esa homilía (A continuación viene la cita)

Este testimonio del P. Gera lo he tomado de un libro editado en estos días llamado «MEDITACIONES SACERDOTALES», a 50 años del Concilio Vaticano II, del que participó el P. Gera como perito y uno de sus mejores intérpretes en la Argentina y América Latina. Me pareció que en este DIA DEL SACERDOTE, regalarles un ejemplar a cada uno sería un hermoso homenaje a la memoria del P. Lucio Gera, pero también un signo de afecto personal por cada uno de ustedes sacerdotes. 

La celebración de hoy, nos ayude a RENOVAR LA MIRADA sobre el misterio del sacerdocio de Jesús. La Virgencita, «mi Purísima» (al decir de Brochero), ampare nuestra fidelidad. 

Monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes

Iglesia catedral, 1 de abril de 2015

 

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