Monseñor Aós, Copiapó (Chile) : "sacerdotes y diáconos , hagamos de esta concelebración un signo de la comunión entre nosotros"  

Cientos de personas se reunieron en la Catedral de Copiapó, para celebrar junto al Obispo y los sacerdotes, la Misa Crismal y acompañarlos en su renovación de promesas sacerdotales.

En una Catedral repleta de fieles, el Obispo de Copiapó celebró la Misa Crismal, junto a los sacerdotes y diáconos de toda la diócesis.

En su homilía, Monseñor Celestino Aós dijo que a los sacerdotes y diáconos se les pide «que hagamos de esta concelebración un signo de la comunión entre nosotros». Dijo: «muchas cosas, hermanos sacerdotes y diáconos, tenemos que hacer; pero todo será vano si no tenemos el amor en el corazón; el apostolado más intenso sirve de poco si no vivimos nuestra unión con Jesucristo, si no lo ponemos a Él como centro y clave de nuestras vidas». En su mensaje también señaló que «nuestra misión es entregarles a Cristo a los hombres y entregar los hombres a Jesucristo, agregando que por eso no sólo tenemos obligación de trabajar para que los fieles conozcan y amen más a Jesucristo y sean así levadura en la masa, constructores de la civilización del amor, agentes de un Chile más fraterno y justo; tenemos la obligación de orar, de rezar todos los días por nuestros fieles; tenemos la obligación de amar a nuestros fieles».

El Obispo señaló que la misericordia hace de la historia personal una historia de salvación, y mencionó diversas formas de sufrimiento, como la vejez abandonada, el terrorismo, las guerras, la explotación. «Miramos a nuestro país -dijo- donde unos tratan de legalizar la violencia y la muerte de niños inocentes aun en el vientre de su madre y otros ejercen la violencia en asaltos, robos, portonazos… Sí, el sufrimiento nos viene a veces por causas naturales como los aluviones y terremotos; otras veces son efectos de nuestra limitación o irresponsabilidad; y otras veces el dolor y la muerte son provocados directamente por nuestra maldad e injusticia», e invitó a mirar a Jesús, porque «mirando su misericordia podremos encarar nuestras heridas y confiar en que también nuestra historia es historia de salvación, que también hoy Dios nos ama y nos manda “amaos los unos a los otros”, “sed misericordiosos como el Padre es misericordioso”.

Dirigiéndose a la asamblea reunida en la Catedral, don Celestino dijo: «a ustedes, queridos hermanos, les pido que quieran a sus sacerdotes, que los cuiden, que recen por ellos; y que juntos recemos pidiendo vocaciones al sacerdocio, al diaconado y a la Vida Religiosa».

En el ofertorio, el vicario del valle sur, P. Mario Campillay, llevó al altar una estola, y una familia ofreció el pan y el vino.

Como es tradicional, en esta celebración se bendijeron el óleo y el santo crisma.

Al final de la misa los sacerdotes junto al Obispo recibieron el saludo de los fieles, y compartieron con ellos en el patio del Obispado.

Fuente: Comunicaciones Copiapó

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *