Mi vocación, mi llamada, surgió poco a poco

Lleva preparándose siete años. Ha sido trabajador autónomo desde los 16 años. Tiene experiencia laboral de haber gestionado la empresa con su padre y con su hermana. Ahora trabaja conduciendo un camión Koopera-Cáritas. En 1988 vino a trabajar a Bizkaia, aunque seguía viviendo en Vitoria.
Alberto Jaimez Castro tiene 43 años y está casado. Nació en Vitoria y vive en Bizkaia desde 2002, cuando se casó con Maritxu. Tienen una hija de tres años, Gabriela, y para finales de marzo, esperan otra chica, Ángela.
Empezó a estudiar en la Universidad para mayores de 25 años. Primero estudió Historia, pero “no me llevaba a ninguna parte”, comenta. Luego hizo una diplomatura en Genealogía, Heráldica y Ciencias Nobiliarias en Madrid. Después llegó la Teología: diplomatura en Ciencias Religiosas en la Universidad de Navarra, licenciatura en Estudios Eclesiásticos en Deusto, el diploma de especialización en Ciencias de la Religión, y ahora mismo, el máster en Teología Fundamental. “Esto último – nos comenta – lo hago sin prisa, disfrutando del placer de estudiar”.
¿Cuándo y cómo descubriste tu vocación de diácono?
Mi vocación, mi llamada, surgió poco a poco. Al principio tenía la necesidad de adquirir un compromiso con la Iglesia de mayor calado. Algo me decía que mi camino iba por ahí. Pero un día, nuestro obispo, don Mario, me presentó a Gonzalo Eguía, uno de nuestros diáconos permanentes. A los dos minutos de conversación tenía una hoguera ardiendo en mi interior. Yo quería ser como él. Ese era mi camino. No puedo explicarlo con palabras, pero era como un cartel luminoso, muy luminoso, o como si alguien me empujase por la espalda.
¿Cuánto tiempo llevas preparándote para ser ordenado diácono? ¿Quiénes te han acompañado?
Siete años. A lo largo de este tiempo me han llevado de la mano tres párrocos. Uno de ellos es especial, el primero. Hoy es mi acompañante espiritual. Luego me han acompañado muy de cerca el resto de los diáconos de la diócesis. Nunca me he sentido sólo. Son gente muy especial. Son verdaderamente hermanos. También me he sentido muy acompañado por una trabajadora social de Cáritas, con la que he aprendido mucho.
 ¿En qué parroquia o sector desarrollas tu tarea pastoral?
Ejerzo mi tarea pastoral desde que empecé en las cinco parroquias de
Portugalete, aunque tomo como centro la Basílica de Santa María de Portugalete. He pasado varios años colaborando en varios proyectos de Cáritas, aunque la mayor parte del tiempo lo he pasado en el despacho de atención primaria, de acogida. Es un lugar que, a veces, se hace muy duro. He visto el rostro de Cristo en varias ocasiones, y eso te da una perspectiva muy diferente de lo que es la labor social de la Iglesia.
También he colaborado con diversas pastorales: catequesis, bautismo, matrimonio, liturgia… Creo que un poco de todo. Pero se puede decir que fundamentalmente soy un voluntario de Cáritas.
 ¿Estás cerca o participas en algún grupo eclesial o familia religiosa?
He sido terciario dominico, y aunque ya no pertenezco oficialmente a la orden, me sigo sintiendo muy cercano a todo el carisma dominico. Hace varios años que he descubierto el mundo carmelita, sobre todo Santa Teresa de Lisieux. Su pensamiento sobre el amor me ha influido mucho.
 ¿Cómo vive tu esposa tu vocación de diácono?
Con mucha confianza. Dice que, desde que la vocación de ser diácono se hizo evidente, he mejorado mucho, soy mejor persona. Yo tengo que decir que nuestro matrimonio se ha enriquecido. Mi ser marido y mi ser padre han tomado mucha profundidad. Mi primera diaconía es la de la Iglesia de nuestro hogar •

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *