Mensaje del obispo de Bilbao (España) para la Jornada Diocesana del Diaconado, que se celebra hoy

Muy queridos hermanos y hermanas:

Me alegra enormemente volver a presentar en nuestra Iglesia diocesana la Jornada del diaconado permanente. Desde su implantación en Bilbao como ministerio propio y estable, son ocho los diáconos que tenemos en la Iglesia de Bizkaia y un número significativo de aspirantes y candidatos realizan sus estudios en Teología y su preparación pastoral.

Los diáconos son instituidos para el servicio de la Palabra, del altar y de la caridad, con especial solicitud por los pobres y los enfermos. Así lo ha querido la Iglesia recuperando este ministerio en el Concilio Vaticano II, con una particularidad especial; la de que pueda ser conferido también a hombres casados.

Los diáconos son enviados a las periferias geográficas sirviendo a comunidades rurales alejadas del centro urbano, y a las periferias existenciales, las del misterio del sufrimiento en el espíritu, las del dolor, las de la injusticia, las de la necesidad de la Palabra de Dios que infunde vida y esperanza. Los diáconos sirven a Jesús en todos aquellos que, pobres sociales o espirituales, se ven privados del amor de Dios y de los hermanos.

Como dijo el papa Francisco a los diáconos de Milán el pasado 25 de marzo de 2017, “el diaconado es una vocación específica que llama al servicio. El servicio es uno de los regalos distintivos del Pueblo de Dios. El diácono es sacramento del servicio a Dios y a los hermanos”.

Citando nuestro V Plan Diocesano de Evangelización, «La Iglesia, así mismo, es comparada con un hospital de campaña que quiere acoger y cuidar a los heridos de la vida, los pobres, los que sufren en el cuerpo o en el espíritu, los que han perdido la esperanza y el sentido de su existencia». El diácono es enfermero de este hospital.
Pido a todos los fieles cristianos de nuestra diócesis que en este día de reflexión y oración por la vocación al diaconado preguntemos al Señor en lo más íntimo de cada uno, al igual que lo hizo san Francisco de Asís, diácono: «Señor, ¿Qué quieres que haga?». Invito a que las comunidades que lo deseen puedan pedir a la Comisión Diocesana del Diaconado Permanente que les visite para explicar este ministerio.

Pido una especial oración por las esposas de los diáconos quienes aceptaron con generosidad la vocación y entrega de sus esposos a este ministerio. También pido una especial oración por sus hijos.

Deseo manifestar en nombre de toda la diócesis el agradecimiento sincero por la labor perseverante que ejercen los diáconos de nuestra Iglesia. Es una gracia de Dios contar con ellos en las diversas comunidades cristianas donde ejercen el ministerio. Os invito a conocerlos personalmente; cuentan mi afecto y gratitud, y pido para ellos la intercesión amorosa de la Virgen de Begoña.

Mario Iceta Gabicagogeascoa

Obispo de Bilbao

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *