José Moyano (diáconos) y Juanita González, desde Santiago de Chile: “Nosotros, como Adultos Mayores, podemos ayudar a otros Adultos Mayores”

Son un matrimonio que participa activamente en su comunidad y que viven de manera profunda su fe y la solidaridad. Actualmente participan en la Parroquia San Lázaro de la zona centro de Santiago.

José perteneció a la Fuerza Aérea, donde se hizo diácono. Recuerda cómo se fue acercando a la fe. “A mí Dios me ha acompañado, dos veces me salvé de morir en vuelos en los que tenía que ir y que tuvieron accidentes y en los que murieron compañeros míos. Por diversas razones a último minuto no volé en ellos”.

Luego ocurrieron otros hechos. En la base aérea conoció a un hombre que llevaba una cruz y que llamó su atención, era el capellán, quien empezó a visitarlo semanalmente en su trabajo. “Después de un tiempo él me preguntó ‘¿usted le daría un tiempo, un día al Señor?’ y yo le respondí ‘un día no, toda mi vida’ y aquí estamos”.

José se formó durante seis años para ser diácono, apoyado por Juanita, quien lo acompañó en este proceso. De eso han pasado 26 años. “Fue un tiempo muy lindo, cuenta ella. Aprendíamos mucho y compartíamos con otros matrimonios que se preparaban también”.

Por el trabajo de mecánico tripulante de José vivieron en varias ciudades del país, en las que participaron activamente en distintas comunidades católicas y fueron catequistas.

Actualmente integran la comunidad de la Parroquia San Lázaro, en la que están motivados de impulsar junto a otras personas la Pastoral del Adulto Mayor.

Para eso han participado en cursos de formación en las escuelas de verano de la Vicaría Centro, con el propósito de poder llevar a cabo este proyecto. “Nosotros, como adultos mayores, podemos ayudar a otros adultos mayores”, dice José.

Algo que ellos hacen con compromiso y dedicación: Él visita como diácono periódicamente a las personas que viven en el Hogar Santa Ana de la Fundación Las Rosas y Juanita creó un grupo en el condominio donde viven abuelitas que se quedan solas en sus casas, porque la familia está trabajando o estudiando. La idea es acompañarse, compartir la fe y ser solidarias entre ellas. “Nos reunimos en mí departamento, rezamos el rosario y vamos conversando y reflexionando de cómo nos sentimos, y cómo vamos viviendo esta etapa de la vida. Una vez al mes tenemos Misa en mi casa, cuenta motivada Juanita”.

Fuente: Comunicaciones Cuaresma

 

Santiago, 01/03/2016

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