El Papa pide eliminar las exclusiones y descartes

Durante la multitudinaria misa ofrecida en la plaza de Las Banderas en la zona del Cristo Redentor de la ciudad de Santa Cruz, el Papa Francisco pidió eliminar «las exclusiones y los descartes en función del dinero» y aprender a compartir y multiplicar el pan con los que más hambre sufren.
En un emotivo mensaje ofrecido ante miles de personas congregadas en torno al altar de estilo chiquitano levantado para la ocasión, hizo una comparación del milagro que hizo Jesús con el pan y con los peces ante más de 4.000 de sus seguidores que tenían hambre en el desierto, con lo que puede suceder hoy en día.
La alusión del Papa hizo referencia a que en la sociedad de hoy, con mucha frecuencia, los más pobres son descartados. «Puede suceder lo mismo que sintieron los apóstoles», que tenían a 4.000 personas a las que no podían alimentar. Pero Jesús no los descartó.
En ese sentido, dijo que actualmente no se puede abandonar a los pobres.
También hizo una referencia a la población cruceña para que alimentaran a los miles de ciudadanas nacionales y extranjeros que se congregaron a la cita religiosa. «Al igual que aquellas 4.000 personas, queremos escuchar la palabra de Jesús y recibir su vida, ellos ayer, y nosotros hoy juntos al maestro del pan y la vida», dijo.
«Jesús nos lo sigue diciendo en esta plaza, ¡basta de descartes, denles ustedes de comer! La mirada de Jesús no acepta cortar el hilo por el lado más débil, del más necesitado. Tomando la posta, él mismo nos da el ejemplo, nos muestra el camino, una actitud en tres palabras: toma un poco de pan y unos peces, los bendice, los parte y entrega para que los discípulos lo compartan con los demás, y este es el camino de la fe, no es magia ni idolatría», reflexionó.
En la homilía instó a los feligreses concentrados a que no les puede suceder lo que sucedió a sus discípulos, que cuando vieron tanta gente quisieron mandarlos porque sería imposible alimentarla.
«En un corazón desesperado» dijo Francisco, es muy fácil que gane la lógica de transformar todo en objeto de cambio, todo en objeto de consumo, todo negociable, que pretende dar espacio a pocos, y descartando a todos los que no producen, a los que son considerados «no aptos y no dignos».
Agregó que «porque aparentemente no nos dan los números (dinero), y Jesús una vez más vuelve a hablarnos y nos dice: no es necesario excluir a nadie, no es necesario que se vayan, basta de descartes, denle ustedes de comer».
Recordó que Jesús todo lo multiplica y entrega, porque no existe en él la lógica de tomar sin ofrecer una bendición y no existe una bendición que no sea una entrega. «La bendición siempre es una misión, tiene destino, que es compartir», dijo.
Francisco admitió sentirse conmovido con las mujeres bolivianas que cargan en sus espaldas a sus hijos, llevando sobre sí la vida y el futuro de su gente y sus esperanzas. «Ustedes llevan sobre sí, la memoria de su pueblo, porque los pueblos tienen memoria, una memoria que pasa de generación en generación», manifestó.
Los pueblos tienen una memoria en el camino, reflexionó, pues no son pocas las veces que se siente el cansancio, que faltan las fuerzas para mantener viva la esperanza. Dijo que hay situaciones que pretenden anestesiar esa memoria y debilitar la esperanza para perder los motivos de la vida y la alegría.
«Nos va ganando la tristeza, que se vuelve individualista, que nos hace perder la memoria del pueblo amado, del pueblo elegido, eso hace que nos cerremos ante los demás», aseveró.
El Papa Francisco cumple una intensa actividad en Bolivia desde que arribó a El Alto el miércoles. Este viernes partirá rumbo a Paraguay, como parte de su gira por Sudamérica.

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