El diaconado permanente en los albores del tercer milenio. Lo que con tanto esmero preparo el Concilio para esta generación

Autor: José Rodilla Martínez

Editorial: Huerto de Enseñanzas, del Aula LUIS ALONSO SCHOKEL (Alas) . Edilva (ALAS), 2006

Ciudad:

ISBN:  9788495269287

 Contiene 233 páginas que incluyen como anexos los documentos referidos al Diaconado Permanente desde el Concilio Vaticano II, Derecho Canónico y recopilaciones importantes necesarias para una mejor inteligencia de este Ministerio Permanente. Una amplia bibliografía de libros editados referidos al Diaconado.

Parte de una reflexión sobre el Sínodo Valentino en el que recogía el sentir de la Iglesia local. Desde la promulgación de las Constituciones Sinodales hasta las ordenaciones de los ocho primeros Diáconos Permanentes, han pasado dieciocho años de prudente espera.

Tratamos que se difunda por todas las comunidades cristianas la existencia de este Ministerio al que pueden acceder aquellos varones célibes o casados que inicien un proceso vocacional de discernimiento, para ello hay muchas reflexiones sobre la vocación y un amplio estudio sobre su historia, un análisis de la secularización de la sociedad en el que hoy se encuentran los creyentes ante la increencia, y la urgencia de dar razón de nuestra esperanza cristiana con respuestas inmediatas y creativas que puedan iluminar la oscuridad y frialdad de la noche que vivimos en occidente.

Es una invitación para quienes quieren arriesgarse a seguir a Jesús  e imitarle en su acción de servir.

El lugar teológico del Diaconado Permanente se nutre de dos fuentes sacramentales, dos vertientes que hacen confluir las gracias de estado en el diácono casado, configurando una sinergia de gracias que le capacita, por la acción del Espíritu, a vivir su experiencia matrimonial y familiar con una nueva intensidad y dimensión, y a la vez el carácter indeleble que le otorga el sacramento del orden, sedimenta en su vida una estabilidad emocional desde donde es posible crecer en abundancia para todos. La teología profundizada y reflexiona desde las realidades de ambos sacramentos: el del Matrimonio y el del Orden.

El ministerio diaconal encarnado por un diácono casado no puede ser concebido como una cosa más de la Iglesia, como una actividad personal del cónyuge varón. La esposa está implicada, porque es con su marido uno en Cristo. Ella no es diaconisa ni ha recibido ordenación alguna, pero es una con el marido y si están ambos  involucrados en la educación de los hijos, también la familia completa puede muy bien  involucrarse en el apoyo y en la ayuda de la misión diaconal del esposo.

Hoy más que nunca hay que hacer rendir a la Iglesia todos los carismas que son necesarios para la santificación del Pueblo de Dios. 

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