"Este es un año de gracia, en el que vamos a encontrarnos con el amor misericordioso de Dios"

El diácono Juan Carlos Gatica, secretario de la vicaría pastoral de la archidiócesis de Santiago de Chile, afirmó:  «Este es un año de gracia, en el que vamos a encontrarnos con el amor misericordioso de Dios. Para abrir el corazón se necesita ánimo, deseo de encontrarse con ese amor.

Nosotros estamos en una misión permanente y eso significa siempre anunciar la Buena Nueva. Lo que queremos es que la gente se encuentre con Dios, que sea capaz de ponerse de pie, de dar pasos, de recibir la bondad del Señor. Por la Puerta Santa atraviesa Jesucristo vivo, resucitado. Él nos va a ayudar a transmitir misericordia a las personas que están en la cárcel, a los forasteros, a los migrantes, a acercarle un plato de comida a los hambrientos y ayudar a los que sufren».

El Año de la Misericordia y la Puerta Santa tienen significados claros para muchos. Adjuntamos otros dos testimonios del personal de la misma Vicaría de Pastoral del arzobispado de Santiago de Chile:
Monseñor Héctor Gallardo, vicario para la pastoral
«El Santo Padre ha insistido en que él prefiere una Iglesia herida que de repente tenga complicaciones, pero saliendo, más que una Iglesia que se queda sentada en un sillón, esperando ver cómo pasa la vida. Nuestra Iglesia quiere contarle a la ciudad que hay una buena notica, que es Jesús, que nos ama tremendamente, que ha dado la vida en plenitud por nosotros.
Este Año Santo de la Misericordia quiere ser un tiempo en el que podamos gozar de este amor pleno de Dios, que no mira tanto el pecado, sino que quiere acoger a las personas, que no viene a condenar sino a salvar. Que nuestro cansancio no agote nuestra capacidad de amar y servir, de conversar con la gente».

Yasna Ayala, secretaria del Área Básica, Vicaría Pastoral.
«Siento que el Año de la Misericordia es un regalo, particularmente en el momento que estamos viviendo como país y como Iglesia en misión. Para mí es un tiempo para descubrir que Dios me está invitando a cambiar, vivir mejor la misericordia, que es amor, en el fondo. Cómo yo puedo ser reflejo de ese amor que Dios me regala, cómo lo puedo compartir con la persona que vive a mi lado, con aquel con quien trabajo, con el niñito que está recién conociendo la figura de Dios. Creo que este año me invita a convertirme y decirle: ‘Señor, yo quiero ser testigo de este amor que tú me regalas’. Quiero compartirlo, porque es una buena noticia para la gente hoy día, incluso para el que no conoce a Dios».

Fuente: Periódico Encuentro
www.periodicoencuentro.cl

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