Álida Santana: Comprometida con su rol de esposa de un diácono

“Para mí no fue difícil, porque desde siempre he acompañado a Héctor a todos lados, aun antes de ser diácono. Incluso cuando estudiábamos él me acompañaba a mis clases y hasta llegamos a coger algunas clases generales que ambos debíamos tomar como parte de nuestros estudios”. Así reaccionó Álida Santana cuando se le preguntó cómo cambió su vida  siendo la esposa del diácono Héctor Velázquez de la Concatedral Dulce Nombre de Jesús en Humacao.

Hace 4 años el diácono Héctor fue ordenado por Monseñor Eusebio Ramos Morales, en una misa que, según recordó Álida, estuvo llena de muchas emociones. “Estábamos bien nerviosos no por temor de que fuéramos a fallar sino por el logro que habíamos obtenido para nuestra familia. Desde los textos bíblicos que se leen especialmente del profeta Jeremías hasta el momento de ayudarlo a revestirse, es muy emocionante”, rememoró con emoción en sus palabras como si estuviera reviviendo ese día.

Recordó que cuando llamaron a su esposo al diaconado le dieron un tiempo de discernimiento de 1 año. Enfatizó que Mons. Eusebio, quien era Obispo de la Diócesis de Fajardo-Humacao en ese tiempo, les pidió a las esposas que los acompañaran en ese proceso en el que participan de retiros y charlas para evaluar la vocación. Esto porque la opinión de la esposa es vital al momento de la ordenación. “Cuando concluye el proceso de formación que consta de 3 años y medio tenemos (las esposas) que escribir una carta la Obispo indicando que estás de acuerdo con la ordenación”, informó.

Al indagar si en algún momento dudó avalar el llamado de su esposo a la vocación del diaconado, dijo sin titubear que no. “Ambos ya estábamos retirados del trabajo. Teníamos el tiempo para dedicarlo a la familia y a la Iglesia”, aseguró la profesora retirada de enfermería.

Sobre el proceso de formación, expresó que acompañó a su esposo en todo momento, asistían juntos a las clases y estudiaban juntos. “Durante ese tiempo nos llegamos a cuestionar si nos graduaríamos porque no sabíamos si íbamos a pasar o no, pero gracias a Dios lo logramos”, dijo la madre de dos hijos y abuela de dos nietos.

Relacionado a cómo compagina sus tareas en la Iglesia con sus compromisos familiares, enfatizó que trabajan con un plan semanal. Álida es ministro de la Eucaristía y coordina los ministros de la Contacatedral. Junto a su esposo atienden los centros de envejecientes en el pueblo de Humacao. Los martes y jueves participa junto al diácono  de una Liturgia de la Palabra con comunión, que ofrecen en asilos y hogares de envejecientes. Los lunes ella sirve como ministro a las 12:00 del mediodía en la Concatedral y en la tarde comparten con su hijo, nuera y nieta de 3 años y medio que residen en el área metropolitana. “Mi otra hija reside en Humacao y eso me permite tener más contacto con mi nieto que está próximo a cumplir 4 años de edad”, mencionó.

Finalmente, aconsejó  a las madres a no descuidar a sus hijos. “Estoy bien orgullosa de mis hijos, de su profesión, de su compromiso con la Iglesia y de lo que son. Hace unos años mi hijo me sorprendió cuando me dijo: ‘Cuando tenga hijos quiero criarlos como tú me criaste a mí’. Dios fue y sigue siendo el centro de nuestro hogar, esa es la clave”, puntualizó.

Tomado de: http://elvisitantepr.com
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