Abrió camino en la Arquidiócesis de Yucatán

Carlos Camargo celebra 31 años de su ministerio
Martes, 29 de diciembre de 2015 – Edición impresa
Carlos Alberto Camargo Zanoguera hizo historia en la Arquidiócesis al sentar las bases para la formación de diáconos permanentes.
El 27 de diciembre de 1984, después de 32 años de trabajo como camionero foráneo, se convirtió en servidor de la Iglesia sin que aún existiera una escuela de formación para el ministerio.
Él y el señor Alberto González Méndez fueron los primeros diáconos permanentes de Yucatán y tal vez del país, ya que para entonces se acababa de restituir el ministerio en la Iglesia. Por motivos de salud, la misa de acción de gracias por los 31 años de su ordenación, que se cumplieron anteayer, fue pospuesta a una fecha todavía por definir.
En esa celebración también se despedirá del servicio a causa de la edad (81 años) y una dolencia.
En una entrevista con el Diario recuerda que en la década de 1980 trabajaba como chofer de transporte urbano y ya se había casado con la señora Elda Bastarrachea Elías y tenía tres hijos. El matrimonio participaba en las actividades de Cursillos y Convivencias de Vida Cristiana, de los cuales era director espiritual el padre Luis Miguel Cantón Marín.
“Tú serás buen diácono”, le dijo el sacerdote en alguna ocasión. Pero “yo no tenía idea de qué era eso”, admite el señor Camargo. “Empecé a creer en Dios en los Cursillos de Cristiandad, ya de grande, y eso me cambió”.
A partir de esa invitación, y con el apoyo de su familia, inició su formación en el Seminario Conciliar bajo la dirección del padre Cantón Marín, en ese entonces rector de la institución religiosa.
Nueva vida
A los 50 años recibió el ministerio después de cuatro de preparación con el padre Cantón y monseñor Manuel Castro Ruiz, a quien trasladaba a sus actividades. “El arzobispo decía que era su compañero, no su chofer”.
Monseñor Castro Ruiz aprovechaba esos recorridos para darle clases y examinar al futuro diácono. “No pedí ser diácono. A mí me llamaron y acepté para darle gusto al padre Cantón, pero todo esto fue una gracia de Dios porque nadie merece ser lo que es si Dios no lo llama”, afirma.
Sobre el cambio que experimentó su vida, considera que no fue difícil porque en el ministerio descubrió la paz y eso lo animó a seguirla procurando. Es precisamente mucha paz la que ha sentido al servir a los fieles, entre ellos a los matrimonios.
El diácono ha servido durante 28 años en la parroquia de María Madre de la Iglesia, en la Jesús Carranza, en la que durante un tiempo compartió ministerio con su sobrino monseñor José Florencio Camargo Sosa (que en paz descanse), quien también fue cronista de la ciudad. El señor Camargo Zanoguera fundó en la comunidad el Movimiento de Apoyo Parroquial para Adultos.— Claudia Sierra Medina
De un vistazo
En familia
La señora Elda Bastarrachea Elías subraya que en el servicio del diácono permanente es fundamental el apoyo de la familia, que de esta manera hace una donación a Dios.
Retiros
En María Madre de la Iglesia, Carlos Camargo ofreció numerosos retiros, algunos en compañía de su esposa e hijos, que llegaron a recibir formación en el Seminario.

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