Conoce a los diáconos hermanos López, Efraín y Adolfo, Chicago (EEUU)

Hace unos días publicábamos en esta misma sección la presentación del diáconos Adolfo  López, hoy añadimos a su hermano  Efraín López.

 Un total de 16 miembros de una familia de apellido López trabajan como oficiales de policías. Dos de ellos son diáconos y otros han servido de alguna manera a la Iglesia. Todos fueron educados en un ambiente muy católico.

“Señor, ¿qué puedo hacer por ti para agradecer todas las bendiciones que me has dado?». Esta simple oración llevó a Aldolfo López a convertirse en diácono permanente en la Iglesia católica; más tarde se le uniría su hermano Efraín. Los hermanos López han servido a la Iglesia en Chicago de muchas maneras, como fruto de un sustento católico muy fuerte provisto por su familia.

Los diáconos Adolfo y Efraín López oran durante una misa ofrecida en la parroquia Santa Genoveva, en ocasión de la visita pastoral que realizó en noviembre pasado el Obispo Eusebio Ramos Morales, de la nueva diócesis de Fajardo-Humacao, en Puerto Rico.

Los hermanos y su familia son originarios de Puerto Rico y llegaron a Chicago en 1950. Recuerda Aldolfo: “Mi madre y mi padre eran muy católicos. Mis hermanos mayores fueron grandes ejemplos, siempre empujándonos para obtener una educación e ir a la Iglesia los domingos».

La fe que López y sus hermanos aprendieron de sus padres fue el ímpetu que llevó a 16 miembros de la familia a convertirse en oficiales de la Policía de Chicago; algunos de ellos también han servido en la Iglesia.

Efraín López recuerda cómo su hermano más grande, José Martínez fue un pionero en el ministerio hispano. Trabajó junto con el cardenal Strich para desarrollar el Ministerio Hispano, particularmente la misa en español, hace casi 50 años. Martínez fue el enlace entre la comunidad hispana y la Iglesia católica en un momento muy importante. Su legado vive en un ministerio hispano vibrante que es parte integral de la vida de la Iglesia de Chicago.

Antes de fungir como diáconos, tanto Efraín como Aldolfo vivieron una vida de servicio a su ciudad. Aldolfo se unió al Departamento de Policía de Chicago en 1972. Más tarde se involucró en su parroquia, San Aloysius. López trabajó con el grupo juvenil que había ahí en la década de los 80, alentando a los jóvenes a dejar las calles y mantenerse fuera de las pandillas. También se involucró en el Ministerio a los presos, lo cual comenzó cuando visitó la cárcel del Condado de Cook con un grupo juvenil como parte de un retiro.

Cuando se involucró más en la Iglesia, Aldolfo le preguntó a Dios qué más podía hacer. En menos de un mes, tres diferentes personas le mencionaron el diaconado como una opción para él; finalmente su parroquia le preguntó si le gustaría entrar a formarse como tal. “El Buen Señor pudo guiarme para obtener un cambio en el Departamento de Policía de Chicago (DPC) que me dio la oportunidad de ir a clases de formación… de manera que tomé esas clases y tres años más tarde, en 1989, me ordené diácono».

Efraín López, por su parte, pasó 30 años en el Departamento de Policía; su carrera en la policía inició en 1973 y sus últimos 23 años estuvieron enfocados en Programas de concientización acerca de las Pandillas. López trabajó en 72 Escuelas Públicas de Chicago, en el 10º Distrito. La meta era mantener a los jóvenes fuera de las pandillas. Recuerda que “14 estudiantes de los muchos que orienté se unieron más tarde al Departamento de Policía”.

En los 90, Aldolfo y Efraín realizaron un peregrinaje a Tierra Santa. Fue ahí que dio inicio el viaje hacia el diaconado para Efraín. “En Tierra Santa, nos detuvimos en muchas Iglesias de Jerusalén… en una de esas Iglesias tuve un encuentro con el Señor… mi encuentro con Dios tuvo lugar en el Monte Carmelo, donde el Señor llevó al Profeta Elías. Elías es mi santo favorito. Me inspira su ejemplo de servir a los pobres”.

Cuando Efraín regresó a Chicago de su viaje a Tierra Santa, comenzó a estudiar la Biblia y a participar en otros ministerios de la Parroquia de Resurrección, incluyendo el dispensario parroquial. Esto lo llevó a responder la invitación que Dios había puesto en su corazón para convertirse en diácono de su parroquia. Tan sólo 8 meses después que su hermano Aldolfo, Efraín se le unió como diácono cuando fue ordenado por el Cardenal Francis George. Ahora su principal ministerio es la coordinación de la despensa parroquial en Resurrección.

Mientras que Efraín se ordenó diácono después de retirarse del DPC, Aldolfo sirvió de manera activa tanto en el Departamento de Policía como en su diaconado. “Realmente puedo identificarme con San Pablo. Él es uno de mis discípulos favoritos por todo el sufrimiento por el que atravesó. Jesús dijo, “Serán perseguidos en mi nombre”, y como oficial de policía y diácono, he experimentado eso».

Aldolfo recuerda cómo sus colegas en el Departamento de Policía no podían entender la transformación que tuvo lugar cuando se ordenó diácono. “Con frecuencia se sonreían o de plano se reían cuando decía en la estación «que Dios los bendiga», o «Jesús te ama». Me preguntaban que qué me había pasado. Les decía que me habían lavado con el mejor jabón que existe: las Escrituras».

Su fidelidad llevó a Aldolfo a recibir un gran honor: se convirtió en el primer capellán Hispano de la Policía en la ciudad de Chicago, sirviendo como capellán de tiempo completo para el DPC en la segunda mitad de la década de los 90. Ahora que está retirado, López sirve como capellán voluntario para el DPC al mismo tiempo que sirve como diácono en la Parroquia San Aloysius.

Juntos, los hermanos López dan un ejemplo a la juventud, a su comunidad y a la Iglesia de lo que significa verdaderamente vivir vidas de amor y servicio.

Autora: Alicia Torres

Tomado de: http://www.catolicoperiodico.com/catonline/2009/02/5.aspx

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