Diácono Pedro Pablo Torres en el Primer Congreso de la Familia en Concepción (Chile)

Primer Congreso de la Familia en Concepción: Los matrimonios son un tesoro de la Iglesia
Profundizar el fortalecimiento de la familia y visualizar los nuevos desafíos, con el mensaje orientador de la exhortación del Papa Francisco – Amoris Laetitia (El amor en la familia) –, concluyó el Primer Congreso Arquidiocesano de la Familia, que reunió a centenares matrimonios y personas.

El programa, que se desarrolló en Casa Betania, contempló tres exposiciones y talleres de trabajo y permitió plantear una serie de conclusiones y desafíos y el compromiso de continuar esta estrategia de diálogo y reflexión, el próximo año.

El diácono Pedro Pablo Torres, asesor de la Pastoral Familia y Vida, agradeció la masiva asistencia y especialmente a los panelistas, matrimonio conformado por el profesor Marcelo Fillipi y su esposa, Marcela Calisto, quienes expusieron el tema “Vocación de la Familia, la mirada puesta en Jesús”, según Amoris Laetitia; al Pbro. Claudio Soto, vicario judicial de la Arquidiócesis, quien expuso El camino de la nulidad matrimonial: desafíos y perspectivas y, el matrimonio conformado por el médico gineco obstetra, Luis Jensen y Pilar Escudero, quienes abordaron Amoris Laetitia, perspectivas pastorales.

El diácono Torres precisó que el objetivo es profundizar el trabajo de la Pastoral, considerando a Amoris Laetitia, “como inspiradora en nuestra actividad, acercándola a las personas y motivando su lectura y reflexión como guía de trabajo en las comunidades de las parroquias”.

En la apertura del Congreso, Monseñor Fernando Chomali dijo que “una sociedad que no es capaz de despertar idealismos entre los jóvenes es una sociedad condenada a morir. El matrimonio es un gran ideal y nosotros, poco a poco, en la sociedad en que vivimos, se lo hemos ido matando. Como Iglesia, tenemos que animar a los jóvenes, en el sentido de ánimo, que significa alma, volver a darles alma a los jóvenes, para que tengan grandes ideales, así vivirán como piensan y no andar pensando en cómo viven. Esa es tarea nuestra, ser promotores de grandes ideales, de los ideales evangélicos, para que los jóvenes entiendan la vida como un don, para servir a los demás”.

Planteó, además, que “no nos engañemos, hay familias en crisis, pero la Familia, no sólo está en crisis, la familia está más viva que nunca, porque es el anhelo más grande que tienen los jóvenes, lo que más valoran es la familia, lo que más les duele es una familia en crisis, lo que más valoran es que sea un lugar donde son queridos, un lugar de humanidad, donde nos encontramos como personas, donde dejamos de lado los títulos y todo; es el lugar del ser, de la acogida, lugar del amor. La vocación fundamental del hombre es amar y ser amado y el lugar originario donde se ama y se es amado, donde se aprende a amar y a querer al otro, es al interior de la familia”.

Y motivó a los matrimonios a “no caer en el pesimismo, y muchos se quejan que hay muchos divorcios, pero la pregunta es qué hacemos para que no sigan habiendo divorcios; cómo preparamos a los hijos para el matrimonio, porque la primera oración es en la casa; los padres son los primeros catequistas y los primeros transmisores de la fe.”

Monseñor llamó a “fortalecer la familia, que el corazón de la vida de la Iglesia, el futuro de la humanidad; el futuro del país está en la familia, por lo tanto, tiene una gran responsabilidad y les pido que seamos militantes para promover la familia y preocuparnos con aquellos que pasan con dificultades (…) Por eso, los animo a una reflexión profunda. La Iglesia tiene un magisterio hermoso del matrimonio, que comienza en la Biblia. La familia es un don de Dios, pero es una tarea que tiene dificultades”.

Finalmente, manifestó que “los matrimonios son un tesoro de la Iglesia, y me encantaría que se comprometan con más fuerza, con las familias, visítenlas, porque hay muchos ancianos solos, y niños solos. Ahí, hay una gran responsabilidad. Y esta no es una exigencia de la Iglesia, sino de la sociedad. Los jóvenes se sienten solos, por un sistema económico brutal, que saca al hombre, a la familia con los horarios más increíbles y obligan dejar solos a los niños. Debemos ser profetas para promover un sistema económico a escala humana y el trabajo esté al servicio de la familia”.

Durante el desarrollo del Congreso, los asistentes fueron visitados y animados por el Pbro. Mauricio Aguayo, Vicario General de la Arquidiócesis.

El Congreso terminó con la celebración de la Eucaristía, que presidió Monseñor Fernando Chomali. Durante la celebración, en el momento de las ofrendas, se hizo entrega de las conclusiones del encuentro.

Fuente: Comunicaciones Concepción

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *